ECONOMÍA: Reunión de la Junta de Gobierno del Banco de México, con motivo de la decisión de política monetaria anunciada el 7 de febrero de 2019.

1. EVOLUCIÓN ECONÓMICA Y FINANCIERA RECIENTE Y PERSPECTIVAS

La presente Sección fue elaborada por las Direcciones Generales de Investigación Económica y de Operaciones de Banca Central, ambas del Banco de México.

1.1. Actividad económica mundial

En el último trimestre de 2018, el ritmo de la actividad económica mundial mostró una desaceleración, presentándose un menor dinamismo en las principales economías avanzadas y emergentes, destacando la zona del euro, China y, en menor medida, Estados Unidos. Ello refleja, entre otros factores, los efectos de las tensiones comerciales, una menor confianza en los negocios, y choques de naturaleza transitoria. El entorno de menor crecimiento de la actividad económica condujo a una revisión a la baja en los pronósticos de crecimiento para 2019 y 2020. Indicadores disponibles sobre confianza de los negocios, de actividad manufacturera y de comercio internacional apoyan la perspectiva de una menor expansión de la economía mundial. Lo anterior, aunado a la disminución previa en los precios del petróleo y de otras materias primas, contribuyó a una moderación en las presiones inflacionarias en las principales economías.

Persisten elevados riesgos para el crecimiento, sobresaliendo los relacionados a la incertidumbre sobre las disputas comerciales entre Estados Unidos y China y a la posibilidad de un apretamiento adicional en las condiciones financieras internacionales derivado de una mayor aversión al riesgo. Entre los posibles detonantes de un mayor pesimismo entre los inversionistas se encuentran que China exhiba un crecimiento menor al esperado y que la salida del Reino Unido de la Unión Europea se dé de forma desordenada. A lo anterior se suman riesgos políticos y geopolíticos y la posibilidad de que el crecimiento de las economías emergentes se deteriore tanto por una menor demanda global, como por factores idiosincrásicos.

En este entorno de desaceleración de la economía global, de caídas en diversos mercados bursátiles durante buena parte del cuarto trimestre de 2018, y de menores presiones inflacionarias, los principales bancos centrales, y la Reserva Federal en particular, mostraron un tono de mayor cautela en torno al proceso de normalización de su postura monetaria respecto de lo previamente anunciado. Ante esto, los mercados financieros, tanto en las economías avanzadas, como en las emergentes, registraron un desempeño más favorable en las últimas semanas.

En Estados Unidos, los principales componentes de la demanda agregada continuaron sugiriendo una moderación de la actividad económica durante el cuarto trimestre de 2018. En particular, la inversión residencial se debilitó aún más como consecuencia de las mayores tasas de interés hipotecarias, al tiempo que la inversión en equipo mantuvo su tendencia de desaceleración. En contraste, el consumo privado siguió reflejando dinamismo, apoyado por la fortaleza del mercado laboral, los estímulos fiscales, la aún elevada confianza de los hogares, y los menores precios de la gasolina. Hacia delante, persiste la incertidumbre sobre las perspectivas económicas de ese país debido al desvanecimiento de los estímulos fiscales y al menor crecimiento de la economía mundial, así como al riesgo latente de un escalamiento de las tensiones comerciales con China.

De acuerdo a la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés), el reciente cierre parcial del gobierno que se suscitó entre el 22 de diciembre y el 25 de enero reduciría el crecimiento anualizado del PIB del cuarto trimestre de 2018 en alrededor de 0.2 puntos porcentuales y el del primer trimestre de 2019 en 0.4 puntos porcentuales. Dado que el acuerdo alcanzado para la apertura del gobierno garantiza fondos suficientes para solo tres semanas, existe el riesgo de que se presente otro cierre, lo que podría elevar el costo total sobre la actividad –sobre todo en un escenario en el que también se acerca la fecha límite para el restablecimiento del techo de endeudamiento de dicho país-.

La producción industrial en Estados Unidos se expandió 0.3% a tasa mensual en diciembre, manteniendo un ritmo aún elevado, si bien inferior al observado en noviembre de 0.4%. Dicha moderación se explicó por la caída en el suministro de electricidad y gas, actividad que se contrajo 6.3% como resultado de la menor demanda por calefacción ante las temperaturas más cálidas de lo habitual en varias regiones de ese país. Lo anterior fue contrarrestado parcialmente por la expansión de la actividad minera y manufacturera. En particular, este último sector registró el crecimiento más elevado desde febrero de 2018, al aumentar a un ritmo mensual de 1.1%. Si bien los indicadores prospectivos del sector manufacturero, como el componente de producción del Índice de Gerentes de Compras (PMI), continuaron mostrando relativa fortaleza a inicios del año, el menor crecimiento global, la fortaleza del dólar durante 2018 y las mayores barreras comerciales apuntan a cierta debilidad de ese sector en los próximos meses.

Finalmente, el mercado laboral en Estados Unidos continuó fortaleciéndose. En particular, en enero se generaron 304 mil nuevos empleos, ritmo superior al requerido para cubrir el crecimiento de la fuerza laboral. La fuerte alza en la tasa de participación laboral en ese país, a pesar de factores demográficos negativos y, en menor medida, los efectos del cierre de gobierno, se tradujo en un aumento en la tasa de desempleo de 3.7% en septiembre a 4.0% en enero. Cabe destacar, sin embargo, que esta cifra aún se encuentra considerablemente por debajo del nivel estimado como de largo plazo. En este contexto, se observó un mayor crecimiento de los salarios.

En la zona del euro, la actividad económica creció 0.9% a tasa trimestral anualizada y ajustada por estacionalidad durante el cuarto trimestre de 2018, después de que se expandiera durante el tercero en tan solo 0.6%. Dicha debilidad estuvo asociada a la desaceleración de la demanda externa y la continua presencia de factores transitorios, tales como el endurecimiento de las regulaciones sobre los niveles de emisiones contaminantes que continuaron afectando la producción de automóviles en Alemania y la caída en la producción de la industria química ante los bajos niveles de navegación del rio Rin. Por su parte, la economía de Italia registró una mayor debilidad ante el deterioro de las condiciones financieras y los mayores riesgos políticos. Además, los índices de gerentes de compras del sector manufacturero y la confianza de los negocios en la zona del euro acentuaron su tendencia negativa en enero. A pesar de lo anterior, la tasa de desempleo de diciembre se mantuvo en 7.9% –el nivel más bajo desde octubre de 2008–, al tiempo que los salarios aceleraron su ritmo de crecimiento.

En Japón, las cifras disponibles al cuarto trimestre del año indican que la actividad económica repuntó después de haberse contraído 2.5% a tasa trimestral anualizada y ajustada por estacionalidad en el tercero, esto último ante los efectos de ciertos desastres naturales. En este contexto, el mercado laboral continuó estrechándose y la tasa de desempleo se mantuvo cercana a su nivel mínimo de los últimos 25 años. No obstante, los indicadores prospectivos, tales como los índices de gerentes de compras del sector manufacturero, sugieren que en el primer trimestre de 2019 podría observarse cierto deterioro de las condiciones de demanda, tanto externas, como internas.

En las economías emergentes, el crecimiento continuó moderándose durante el cuarto trimestre de 2018, aunque persiste una elevada heterogeneidad al interior de este grupo de países. En el caso particular de China, el crecimiento del PIB se desaceleró aún más durante el cuarto trimestre de 2018, al pasar de una tasa anual de 6.5% en el tercer trimestre a una de 6.4% en el cuarto. Por su parte, si bien la situación financiera de Turquía y Argentina mejoró durante el último trimestre de 2018, luego de la implementación de medidas de estabilización, su crecimiento se vio afectado por el endurecimiento de la política monetaria y fiscal y la menor disponibilidad de financiamiento externo.

Los precios internacionales de las materias primas se recuperaron moderadamente durante las últimas semanas. En particular, a finales de diciembre los precios del petróleo interrumpieron la fuerte caída que venían registrando desde octubre, luego de los recortes en la producción de crudo acordados por los miembros de la OPEP y otros productores de petróleo. Por otra parte, los precios de los metales industriales repuntaron como resultado de las expectativas generadas por los acercamientos entre los gobiernos de Estados Unidos y China para dar solución a sus disputas comerciales. Por último, los precios de los granos se mostraron erráticos debido a cambios bruscos en las condiciones climatológicas en importantes zonas de cultivo de Brasil y Argentina.

1.2. Política monetaria y mercados financieros internacionales

En un contexto de menor dinamismo económico y menores precios del petróleo, el mayor apretamiento de los mercados laborales que se ha observado en las economías avanzadas no ha sido acompañado de mayores presiones inflacionarias. En particular, en Estados Unidos la inflación general, medida por el índice de precios al consumidor, disminuyó de 2.2% en noviembre a 1.9% en diciembre, debido, principalmente, a los menores precios de los energéticos, mientras que su componente subyacente se mantuvo en 2.2%. Por su parte, en la zona del euro y Japón la inflación subyacente continuó en niveles bajos y por debajo de las metas de sus bancos centrales. Por su parte, en la mayoría de las economías emergentes la inflación disminuyó ante la caída en los precios del petróleo y de los alimentos, el menor dinamismo de la demanda global y, en ciertos casos, el desvanecimiento del efecto en los precios de la depreciación de sus divisas registrada previamente.

De igual modo, las expectativas de inflación implícitas en variables de mercado han disminuido en la mayoría de las economías avanzadas, sugiriendo una menor probabilidad de que en el corto plazo la inflación supere de forma consistente las metas de los principales bancos centrales.

En este entorno de deterioro en las perspectivas de crecimiento global y de baja inflación, los bancos centrales de las principales economías avanzadas, particularmente la Reserva Federal, han mostrado mayor cautela, por lo que las tasas de interés de referencia pudieran alcanzar niveles más bajos a los previstos hace algunos meses.

En efecto, en las últimas semanas la estrategia de comunicación de la Reserva Federal se ha ajustado considerablemente para reflejar un tono de mayor cautela. En específico, en su reunión de enero esa Institución mantuvo sin cambio el rango objetivo de la tasa de interés de fondos federales de entre 2.25% y 2.5%. En su comunicado, ese banco central expresó que la economía mantuvo un sólido dinamismo, que el mercado laboral continuó fortaleciéndose y que la inflación se mantuvo cerca de su objetivo. No obstante, eliminó la frase en torno a que algunos incrementos graduales adicionales en su tasa de referencia serían consistentes con una expansión sostenida de la economía, un mercado laboral fuerte y una inflación cercana a su meta simétrica de 2%. Adicionalmente, reiteró que, a la luz de las limitadas presiones inflacionarias y los acontecimientos recientes en la economía mundial y en los mercados financieros, será paciente en su determinación de cambios futuros a la tasa de referencia. Además, indicó que está listo para ajustar la composición y tamaño de su balance en caso de ser necesario. Asimismo, el Presidente del banco central, Jerome Powell, señaló que la información proveniente de encuestas e instrumentos de mercados sugiere que la normalización del balance podría finalizar antes y con un tamaño más grande que el previsto hace algunos meses. En este entorno, las variables de mercado han eliminado por completo la posibilidad de un aumento en la tasa de referencia este año, e incluso comienzan a incorporar una disminución en 2020.

Por su parte, en su reunión de enero, el Banco Central Europeo (BCE) mantuvo sin cambio la tasa de referencia en 0% y la tasa de depósitos y préstamos en -0.4% y 0.25%, respectivamente. Además, reiteró que estas tasas se mantendrán en los niveles actuales por lo menos hasta el verano de 2019 y, en cualquier caso, durante el tiempo que sea necesario para garantizar la convergencia de la inflación a niveles cercanos a 2% en el mediano plazo. Asimismo, confirmó sus planes de reinvertir los vencimientos de los activos de su balance por un largo periodo y hasta después de iniciado el proceso de alza de sus tasas de referencia. Aunado a lo anterior, el BCE cambió su perspectiva sobre el balance de riesgos para el crecimiento de balanceado a sesgado a la baja. Dicho cambio se explicó por la persistente incertidumbre en torno a factores geopolíticos, por las políticas proteccionistas de varios países, por las vulnerabilidades en las economías emergentes, y por la volatilidad en los mercados financieros. De acuerdo con lo anterior, declaraciones recientes de miembros de esa Institución han reflejado un tono de mayor cautela, sugiriendo incluso la posibilidad que no se eleve su tasa de referencia en todo 2019, como se anticipaba hace unos meses.

En su reunión de enero, el Banco de Japón mantuvo sin cambio su tasa de referencia de corto plazo en -0.1% y la de largo plazo, ligada al bono de 10 años, en 0%. Además, reafirmó que mantendrá una política altamente acomodaticia, manteniendo las tasas en niveles bajos por el tiempo que sea necesario para alcanzar su objetivo de estabilidad de precios. Lo anterior toma en consideración la incertidumbre sobre el rumbo de la actividad económica y la inflación, incluidos los efectos del alza programada para finales de 2019 en el impuesto al consumo. Cabe destacar que esa Institución revisó a la baja sus perspectivas de inflación para 2019 y 2020 debido, principalmente, a los menores precios del petróleo.

El Banco de Inglaterra mantuvo en su reunión de febrero su tasa de interés de referencia en 0.75%. En su comunicado, el Comité de Política Monetaria indicó que la actividad económica se ha venido desacelerando desde finales de 2018, como consecuencia del deterioro de la economía mundial y de la mayor incertidumbre en torno al proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea. Así, esa Institución revisó a la baja sus proyecciones de crecimiento e inflación para 2019 y 2020. Además, recalcó que podría ajustar su postura de política monetaria en la dirección que se requiera, dependiendo de los efectos que tenga el proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea sobre la oferta, demanda y tipo de cambio. Si bien el Banco de Inglaterra reiteró que prevé un ajuste gradual y limitado en las tasas de interés, la trayectoria condicionada para la tasa de interés de referencia derivada de instrumentos de mercado sugiere un proceso más lento que el anticipado en noviembre.

En su reunión de enero, el Banco de Canadá mantuvo la tasa de referencia sin cambio en 1.75%, tal y como se esperaba, al tiempo que redujo su estimado de crecimiento para 2019 y estimó que la inflación se mantendrá por debajo de su meta durante la mayor parte del año. En efecto, dicho banco central reiteró que los conflictos comerciales entre Estados Unidos y China han tenido un impacto pronunciado en la demanda global y enfatizó que la evolución del gasto en consumo e inversión de los hogares ha sido más débil a lo anticipado. Además, mencionó que espera que la debilidad continúe ante el menor crecimiento de las regiones productoras de petróleo. Finalmente, señaló que, aunque considera que las tasas de interés deben continuar aumentando hacia su nivel neutral para alcanzar su objetivo de inflación, los incrementos futuros dependerán de la evolución de los datos económicos y de otros factores, entre los que destacan la evolución del mercado del petróleo, el sector inmobiliario y las políticas comerciales a nivel global.

En este entorno de menores riesgos para la inflación, la mayoría de los bancos centrales de las economías emergentes mantuvieron sin cambio sus tasas de referencia de política monetaria. Cabe destacar que varios de ellos han enfatizado en sus comunicaciones que se mantendrán vigilantes ante eventos y nueva información que pudiera poner en riesgo la convergencia de la inflación hacia sus objetivos. En el caso de China, su banco central adoptó medidas para relajar las condiciones financieras mediante la reducción de los requerimientos de reservas a las instituciones bancarias e inyecciones de liquidez a través de operaciones de mercado abierto.

La expectativa de que los bancos centrales de las principales economías avanzadas sean más cautelosos y pacientes y que ello dé como resultado tasas de interés más bajas a las previstas hace algunos meses tuvo un impacto favorable en los mercados financieros desde inicios de este año, observándose un buen comportamiento de activos de mayor riesgo de mercado. Los índices accionarios en las economías avanzadas revirtieron parte de las pérdidas registradas a finales de 2018. En efecto, sobresale que las bolsas en Estados Unidos acumulan ganancias de alrededor de 9% en lo que va de 2019. Asimismo, los diferenciales de rendimiento entre bonos corporativos y bonos gubernamentales se ajustaron a la baja, al tiempo que la mayoría de las divisas presentaron apreciaciones frente al dólar. Finalmente, las tasas de interés de bonos gubernamentales de las principales economías avanzadas disminuyeron moderadamente a lo largo de la curva de rendimiento, en línea con la retórica de mayor cautela de los principales bancos centrales.

Entre las economías emergentes, el relativo relajamiento de las condiciones financieras internacionales frente a lo observado a mediados de diciembre del año pasado benefició a la mayoría de sus activos, reflejándose en una apreciación de las principales divisas de este grupo de países frente al dólar y en una recuperación de sus mercados accionarios. Además, las primas por riesgo se redujeron ligeramente respecto de los niveles registrados a mediados de diciembre, si bien estas continuaron siendo elevadas ante los riesgos que enfrentan estas economías.

No obstante el buen desempeño de los mercados en el último mes, hacia delante persisten factores de riesgo que podrían generar mayor volatilidad en los mercados financieros. Entre ellos se encuentra el menor ritmo de crecimiento económico global, aunado a la posibilidad de un deterioro adicional en la confianza de los hogares y los negocios derivado de la incertidumbre sobre las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China. Además, se acerca el plazo para la salida de Reino Unido de la Unión Europea y existe la posibilidad de que dicha salida pueda darse de forma desordenada. Asimismo, el alto apalancamiento del sector corporativo en algunos países avanzados sigue siendo un riesgo latente. A lo anterior se suman otros riesgos políticos y geopolíticos y la posibilidad de una desaceleración de la economía de China más pronunciada a lo anticipado.

2. EVOLUCIÓN DE LA ECONOMÍA MEXICANA

2.1. Mercados en México

En las semanas posteriores a la última decisión de política monetaria del Banco de México, los precios de los activos financieros en México mostraron un mejor desempeño, el cual fue consistente con lo observado en los activos financieros de otras economías emergentes. Varios factores contribuyeron a este comportamiento. En primer lugar, la expectativa de que la Reserva Federal continuará normalizando su postura de política monetaria a un ritmo más gradual que el previamente anticipado derivó en un ambiente de mayor búsqueda por rendimiento y, por ende, en un desempeño positivo de los mercados emergentes en general. En adición a lo anterior, la aprobación del paquete económico para 2019 y la recompra de los bonos del Nuevo Aeropuerto Internacional de México contribuyeron de manera favorable a la compresión de las primas de riesgo por incertidumbre que se habían incrementado tras el anuncio de la cancelación del proyecto del aeropuerto. A pesar de lo anterior, hacia el final del período la revisión a la calificación de Petróleos Mexicanos por parte de Fitch Ratings de BBB+ a BBB- con una perspectiva negativa incrementó la volatilidad de los activos financieros mexicanos.

En el caso particular de la moneda nacional, se presentó una apreciación de 4.79%, siendo así una de las divisas que mayor apreciación mostró durante este periodo. Por su parte, las condiciones de operación en el mercado cambiario se mantuvieron robustas, registrando volúmenes de operación, diferenciales de compra-venta y niveles de profundidad no vistos desde septiembre de 2018. Asimismo, las condiciones prospectivas implícitas en las opciones de tipo de cambio, medidas a través de la volatilidad y el sesgo a la depreciación en el corto plazo, mejoraron, reflejando la reducción de las primas de riesgo. Finalmente, las expectativas de tipo de cambio de los analistas de diversas instituciones financieras mostraron ajustes a la baja. Para el cierre de 2019, la expectativa se ajustó de 20.63 a 20.33 pesos por dólar, mientras que para el cierre de 2020 se espera un tipo de cambio de 20.00 pesos por dólar.

Por su parte, en las últimas semanas el mercado accionario en México mostró una recuperación de 9.0%, con lo cual ha revertido la totalidad de las pérdidas observadas en el mes de noviembre de 2018.

Las tasas de interés de los valores gubernamentales presentaron disminuciones generalizadas de entre 20 y hasta 53 puntos base a lo largo de toda la curva de rendimientos. Lo anterior, en un contexto en el que las condiciones de operación mejoraron respecto a las observadas durante noviembre y la primera mitad de diciembre del año pasado.

Asimismo, los diferenciales entre las tasas de rendimiento de la deuda gubernamental denominada en moneda extranjera y los bonos del tesoro norteamericano se redujeron marginalmente, en tanto que los diferenciales entre los bonos, emitidos por Pemex y los emitidos por el Gobierno Federal en dólares se incrementaron, producto del cambio en la calificación crediticia de esa empresa productiva de estado.

Finalmente, las expectativas respecto a la trayectoria de la tasa de referencia de política monetaria implícitas en la estructura de la curva de rendimientos se mantuvieron estables respecto de los niveles del periodo anterior. En este sentido, el mercado no anticipa cambios en la tasa de referencia para la decisión de febrero, en línea con los analistas encuestados por Citibanamex. En lo que respecta a las expectativas de la tasa de referencia de política monetaria para el cierre de 2019, el mercado anticipa que la tasa de interés finalice en 8.00%, mientras que la mediana de los analistas espera que se ubique en 8.25%.

2.2. Actividad económica en México

De acuerdo con la estimación oportuna del PIB publicada por el INEGI, en el cuarto trimestre de 2018 la actividad económica exhibió una importante desaceleración respecto del trimestre previo. En particular, las exportaciones manufactureras mostraron cierto estancamiento y el consumo privado presentó cierta desaceleración, al tiempo que la inversión continuó registrando una trayectoria negativa. Esta pérdida de dinamismo podría prolongarse durante los primeros meses de 2019 en respuesta a la desaceleración de la economía global, cierta debilidad de la demanda interna y factores transitorios, como los problemas de distribución de gasolinas e interrupciones en vías de comunicación.

Profundizando en el comportamiento de la demanda externa, en el último trimestre de 2018 las exportaciones manufactureras mantuvieron un nivel similar al del trimestre previo, en un contexto en el que se ha observado una desaceleración del comercio global. Por destino de las exportaciones, las dirigidas a Estados Unidos exhibieron un menor ritmo de crecimiento que el reportado en trimestres previos, mientras que las canalizadas al resto del mundo nuevamente presentaron un retroceso. Asimismo, se observó una contracción de las exportaciones automotrices y una desaceleración de las no automotrices.

Respecto de la evolución de la demanda interna, de acuerdo a su indicador mensual, el consumo privado presentó una fuerte contracción en octubre de 2018. Si bien se espera que este indicador muestre una recuperación en noviembre, se aprecia cierta pérdida de dinamismo en el consumo privado en relación a lo observado en meses previos. Ello como reflejo de la debilidad del consumo de bienes en general, toda vez que el consumo de servicios ha mantenido una trayectoria positiva. Indicadores más oportunos del consumo, aunque de menor cobertura, continuaron presentando un débil desempeño. En particular, los ingresos en establecimientos comerciales al por menor mostraron una desaceleración respecto del dinamismo exhibido en el primer semestre de 2018, en tanto que las ventas de vehículos ligeros registraron una fuerte contracción al cierre del año.

Por su parte, la inversión fija bruta mantuvo una tendencia negativa. Lo anterior fue consecuencia, en parte, de la debilidad del gasto en construcción, lo cual se puede relacionar, en parte, a la desaceleración y suspensión de la mayoría de las obras relacionadas con el NAICM y, en menor medida, a la culminación de algunas obras de infraestructura pública. Por otro lado, la inversión en maquinaria y equipo continuó presentando una tendencia negativa.

Por el lado de la producción, la desaceleración de la actividad económica en el cuarto trimestre de 2018 fue reflejo del débil desempeño de las actividades secundarias, toda vez que las terciarias mantuvieron su dinamismo y las primarias presentaron una mayor reactivación que la reportada en el trimestre previo. Al interior de la producción industrial, tanto la construcción, como la minería, exhibieron una tendencia descendente, al tiempo que las manufacturas volvieron a presentar atonía, luego de la incipiente recuperación que presentaron en el primer semestre de 2018. A su vez, el dinamismo del sector servicios fue resultado, principalmente, de las contribuciones de los rubros de servicios financieros e inmobiliarios; de transporte e información en medios masivos; y de servicios educativos y de salud.

En cuanto a la posición cíclica de la economía, se estima que las condiciones de holgura en el cuarto trimestre de 2018 se relajaron respecto del trimestre anterior. En relación a la evolución del mercado laboral, tanto la tasa de desocupación nacional, como la urbana, mostraron incrementos importantes en diciembre de 2018, ubicándose en los niveles más elevados desde finales de 2016. Asimismo, hacia finales de 2018 el número de puestos de trabajo afiliados al IMSS exhibió una marcada pérdida de dinamismo en su ritmo de crecimiento, lo cual se puede asociar, en buena medida, al desempeño negativo en sectores tales como el de la construcción y algunos servicios. Por su parte, no obstante la disminución en el mes de noviembre de 2018, los costos unitarios de la mano de obra en el sector manufacturero mantuvieron una trayectoria al alza.

En diciembre de 2018, el financiamiento interno al sector privado continuó con la desaceleración en su crecimiento que comenzó a observarse a partir del tercer trimestre de ese año. Ello reflejó la reducción en el ritmo de expansión del financiamiento a las empresas que se ha venido registrando desde la segunda mitad de 2018, en tanto que el crédito a los hogares siguió creciendo a un ritmo bajo. Lo anterior se presentó en un contexto en el que los costos de financiamiento a las empresas mantuvieron una tendencia al alza y en el que las tasas de interés de los créditos a los hogares no mostraron cambios significativos, con excepción de los aumentos en las asociadas con las tarjetas de crédito. Asimismo, los índices de morosidad del crédito a las empresas e hipotecario se mantuvieron en niveles bajos, mientras que los correspondientes al consumo han exhibido una tendencia a la baja desde agosto de 2018, si bien continúan en niveles elevados. Aunado a la desaceleración en el financiamiento al sector privado no financiero, por el lado de las fuentes de financiamiento se presentó una menor disponibilidad de recursos externos, al tiempo que las fuentes internas de recursos financieros acentuaron la atonía observada desde octubre de 2018.

2.3. Comportamiento y perspectivas de la inflación

Entre noviembre de 2018 y enero de 2019, la inflación general anual disminuyó de 4.72 a 4.37%. Lo anterior se debió a la reducción que presentó la inflación no subyacente, toda vez que la inflación subyacente continuó exhibiendo resistencia a disminuir.

En efecto, la inflación subyacente anual registró niveles similares entre noviembre de 2018 y enero de 2019, al ubicarse en 3.63 y 3.60%, respectivamente. Las tasas de variación anual de los precios de las mercancías tanto alimenticias, como no alimenticias, disminuyeron. No obstante, la tasa de variación anual de los precios de los servicios aumentó debido a las mayores alzas en los precios del rubro de los servicios distintos a la vivienda y a la educación, sobresaliendo las mayores variaciones en los precios de los servicios turísticos.

Por su parte, la inflación no subyacente anual disminuyó de 8.07 a 6.81% entre noviembre de 2018 y enero de 2019. Este resultado se asocia con los menores incrementos en los precios de los energéticos y de los productos pecuarios, si bien ello fue parcialmente contrarrestado por aumentos en los precios de las frutas y verduras.

Las medianas de las expectativas de inflación de corto plazo provenientes de encuestas registraron disminuciones. En particular, en lo que respecta a las provenientes de la encuesta que levanta el Banco de México entre especialistas del sector privado, destaca que entre diciembre y enero las medianas de las expectativas de inflación general para el cierre de 2019 y 2020 se ajustaron a la baja, de 3.89 a 3.80% y de 3.79 a 3.71%, respectivamente. Esta disminución se explica por una reducción en las expectativas implícitas para el componente no subyacente (de 5.10 a 4.73% y de 5.09 a 4.51%, respectivamente), toda vez que la mediana correspondiente al componente subyacente para 2019 permaneció sin cambios en 3.50% y la de 2020 se incrementó de 3.37 a 3.45%. Por otro lado, las medianas de las expectativas de inflación general para los próximos 12 meses –con referencia tanto al mes de levantamiento, como al mes siguiente– aumentaron de 3.89 a 3.98% y de 3.87 a 3.98%, respectivamente. Por su parte, la mediana de las expectativas de inflación general en el mediano plazo (próximos 4 años) disminuyó 2 puntos base y se ubicó en 3.53% en la encuesta de enero. A su vez, la correspondiente a horizontes de más largo plazo (próximos 5 a 8 años) se mantuvo estable, alrededor de 3.50%. Cabe destacar que en lecturas recientes las medianas para el componente subyacente aumentaron a niveles cercanos a 3.4%, nivel por encima del objetivo de inflación general de 3%. Finalmente, si bien las expectativas de inflación implícitas en las cotizaciones de instrumentos de mercado para horizontes de largo plazo (extraídas de instrumentos gubernamentales con vencimiento a 10 años) registraron un aumento gradual y se ubicaron en niveles cercanos a 3.5% en el periodo reportado, la prima por riesgo inflacionario se redujo. No obstante, esta última se mantiene en niveles relativamente elevados y no registrados desde marzo de 2017.

Los pronósticos para la inflación general anual continúan anticipando que esta alcance niveles alrededor de la meta del Banco de México durante el primer semestre de 2020. Por su parte, se espera que la inflación subyacente anual se ubique en niveles cercanos a 3% desde finales de 2019. Las previsiones anteriores para la inflación están sujetas a riesgos, entre los que se encuentran los siguientes. Al alza, que la cotización de la moneda nacional se vea presionada por factores externos o internos. También que se observen nuevas presiones sobre los precios de los energéticos o de los productos agropecuarios. Asimismo, que se presente un escalamiento de medidas proteccionistas y compensatorias a nivel global. En este mismo sentido, que se deterioren las finanzas públicas. De igual forma, considerando la magnitud de los aumentos recientes en el salario mínimo, además de su posible impacto directo, se enfrenta el riesgo de que estos propicien revisiones salariales que rebasen las ganancias en productividad y generen presiones de costos, con afectaciones en el empleo formal y en los precios. Para elevar de manera sostenida el poder adquisitivo de los salarios es necesario considerar el papel de otras políticas públicas, en particular, fomentar la competencia en aquellos sectores de bienes y servicios con una participación elevada en la canasta de consumo de los segmentos de la población de menores ingresos. La persistencia que ha mostrado la inflación subyacente podría dar lugar a una mayor resistencia de las expectativas de inflación de largo plazo a disminuir. En contraste, se considera como riesgo a la baja que se presenten menores variaciones en los precios de algunos bienes incluidos en el subíndice no subyacente. También, que las condiciones de holgura se amplíen más de lo previsto. Tomando en cuenta todo lo anterior, se considera que el balance de riesgos respecto a la trayectoria esperada para la inflación mantiene un sesgo al alza, en un entorno de marcada incertidumbre.

3. DECISIÓN DE POLÍTICA MONETARIA

Para guiar sus acciones de política monetaria, la Junta de Gobierno da seguimiento cercano a la evolución de la inflación respecto a su trayectoria prevista, considerando la postura monetaria adoptada y el horizonte en el que esta opera, así como la información disponible de los determinantes de la inflación y sus expectativas de mediano y largo plazos, incluyendo el balance de riesgos para estos. A su vez, la política monetaria debe responder con prudencia si por diversas razones se eleva considerablemente la incertidumbre que enfrenta la economía. En este contexto, considerando que la evolución reciente de la inflación y de sus principales determinantes no presentan cambios significativos respecto a las trayectorias previstas, que la posición cíclica de la economía ha mostrado cierto relajamiento, y que la postura de política monetaria actual es congruente con la convergencia de la inflación a su meta, la Junta de Gobierno decidió por unanimidad mantener el objetivo para la tasa de interés interbancaria a un día en un nivel de 8.25%. Tomando en cuenta los retos que se enfrentan para consolidar una inflación baja y estable, así como los riesgos a los que está sujeta la formación de precios, la Junta de Gobierno tomará las acciones que se requieran, de tal manera que la tasa de referencia sea congruente con la convergencia de la inflación general a la meta del Banco de México en el horizonte en el que opera la política monetaria.

La Junta mantendrá una postura monetaria prudente y dará un seguimiento especial, en el entorno de incertidumbre prevaleciente, al traspaso potencial de las variaciones del tipo de cambio a los precios, a la posición monetaria relativa entre México y Estados Unidos, en un contexto externo en el que persisten riesgos, así como a la evolución de las condiciones de holgura en la economía. Ante la presencia y posible persistencia de factores que, por su naturaleza, impliquen un riesgo para la inflación y sus expectativas, la política monetaria se ajustará de manera oportuna y firme para lograr la convergencia de esta a su objetivo de 3%, así como para fortalecer el anclaje de las expectativas de inflación de mediano y largo plazos para que alcancen dicha meta.

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