NACIONAL: El error del Banco de México

El pasado jueves 29 de septiembre la Junta de Gobierno del Banco de México decidió aumentar su tasa de interés objetivo en 0.50 puntos porcentuales para situarla en 4.75%. En el comunicado de prensa que emitió para informarnos de su decisión, el banco central nos da varias justificaciones, entre las que destacan: “Para los siguientes meses se espera que la inflación general anual se incremente gradualmente y cierre el año ligeramente por arriba de 3.0%...Esta previsión está sujeta a riesgos…derivado de la incertidumbre asociada al entorno externo descrito, no se puede descartar que la moneda nacional experimente depreciaciones adicionales y que ello afecte las expectativas de inflación y el comportamiento de esta última”.

En la argumentación que nos da el Banxico se puede apreciar claramente que su principal motivación para el alza en la tasa es el impacto en la inflación que puede tener el aumento que ha registrado el dólar frente al peso, el cual es de 14.3% entre septiembre de 2015 y el mismo mes de 2016, ya que pasó de 16.841 a 19.246 pesos. 

¿Es de esperarse que el aumento de tasas sirva para frenar la caída del peso? La realidad es que el Banxico ha llevado su tasa de interés objetivo de 3% en los primeros días de diciembre de 2015 hasta el 4.75% actual, lo que implica un aumento de 58.3% en la tasa, pero de manera paralela hemos visto como el peso no ha dejado de caer, tal como se indica en el párrafo anterior. Ante esto, podemos afirmar que los incrementos del Banxico en diciembre de 2015, y del 17 de febrero y 30 de junio de este año no fueron de utilidad para fortalecer al peso. Sin embargo, alguien pudiera argumentar qué si no fuera por estas alzas en la tasa por parte de banco central el dólar tal vez estaría ahorita arriba de los 20 pesos, pero eso es algo que jamás sabremos. 

De hecho, inmediatamente después de que el Banxico subió la tasa de interés el jueves 29, el peso no se fortaleció sino que cayó frente al dólar hasta 19.54 pesos por billete verde. Esto se debió a la incertidumbre por lo que le sucederá al banco europeo Deutsche Bank, el cual tiene en sus libros contables algo así como 46 billones de dólares (billón = 1 millón de millones) en instrumentos financieros derivados, lo que representa el 12% del valor total nocional de todos los derivados vigentes a nivel mundial (384 billones de dólares de acuerdo con el Banco de Pagos Internacionales). 

El 30 de septiembre, las cosas se tranquilizaron un poco con el asunto del Deutsche Bank, al quedar claro que en este momento es difícil que quiebre, dado que cuenta con el Banco Central Europeo, que le puede proveer de financiamiento a un costo prácticamente nulo para hacer frente a cualquier problema de liquidez. Fue hasta entonces que el dólar bajó en México a 19.341 pesos. 

Así pues, vemos que la fortaleza o debilidad del peso han dejado de depender de lo que haga el Banco de México, y que nuestra suerte en materia del tipo de cambio depende ahora de tres mujeres: Janet Yellen, presidenta del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED); Hillary Clinton, candidata del Partido Demócrata a la presidencia de Estados Unidos; y Angela Merkel, canciller alemana. 

Más allá de que si el Banxico sube o no la tasa, como ya quedó demostrado, el futuro del peso depende de que tanto subirá la FED las tasas de interés en lo que resta del año y en 2017; depende de si la candidata demócrata vence a Donald Trump por la presidencia estadounidense; y depende de la canciller alemana en el sentido de que si se complican más las cosas al Deutsche Bank se le pueda rescatar y no se permita que quiebre como Lehman Brothers en 2008.

Y mientras tanto, el Banxico ya nos volvió a encarecer el costo del dinero en México, por lo que el gobierno, las empresas y las familias deberemos pagar ahora más intereses por nuestras deudas a tasa variable. Y desde luego que a partir de este mes cualquier contratación de créditos a tasa fija se hará con una tasa más aún alta de lo que estaba hace algunos días. Hay que tener en mente que el Banxico podrá elevar la tasa de interés en medio punto porcentual, pero esto le sirve a los bancos para aumentarlas en cuatro veces más.

Queda claro entonces que en esta ocasión los miembros de la Junta de Gobierno del Banxico se equivocaron y debieron haber esperado a que la FED elevara su tasa de interés de fondos federales para hasta entonces actuar en consecuencia. Ya que queda claro que de nada sirvió aumentar la tasa el 29 de septiembre porque el dólar no respondió ante dicho aumento y ahora en día se mueve en función de lo que ocurre con los tres asuntos que ya comenté líneas arriba.

¿Qué podemos esperar ahora? Pues que el Banxico nos aumentará nuevamente la tasa de interés cuando en diciembre veamos también un incremento de tasas por parte de la FED. A menos de que se descomponga severamente la situación para el Deutsche Bank, los analistas dan como un hecho que en diciembre la FED aumentará su tasa de interés en 0.25 puntos porcentuales, por lo que en México veremos como la tasa objetivo se va a 5.00 o 5.25 por ciento.

Esto es altamente probable que ocurra porque, de acuerdo con las proyecciones del Banxico, en diciembre la inflación estará por encima del objetivo de 3.0%, por lo que tendrá el pretexto óptimo para qué si la FED sube la tasa en un cuarto de punto, el Banxico la aumente el doble. Y de igual manera podemos esperar que en 2017, en la medida en que la FED siga ajustando al alza su tasa de interés de fondos federales, en México el Banxico realizará ajustes aún mayores y bien la tasa objetivo del Banxico podría terminar el 2017 en un nivel de 6 por ciento. 

Por todo lo anteriormente señalado, y en especial porque el tipo de cambio ya no responde a los ajustes en tasa de interés de México sino a lo que sucede en otras partes del mundo, insisto en que la Junta de Gobierno del Banxico cometió un error gravísimo al haber aumentado su tasa de interés el pasado 29 de septiembre.

De esta manera el Banxico forzará a los legisladores a corregir la propuesta de Presupuesto de Egresos, que contempla un costo financiero para la deuda pública de 568.197 miles de millones de pesos (mmdp), ya que éste fue construido sobre una expectativa de tasa de interés promedio de 4.9%, algo que sin duda ya no ocurrirá y será mayor. De igual manera, al aumentar la tasa de interés como lo hizo (más lo que haga en 2017) frenará el ritmo de crecimiento económico por lo que la expectativa de recaudación de impuestos tampoco se cumplirá y entonces habrá menos ingresos de los que inicialmente se estiman en la iniciativa de Ley de Ingresos 2017.

Por su parte, las familias disminuirán su consumo, ya que al tener que pagar más intereses por sus deudas habrá menos dinero para comprar bienes y servicios. Finalmente, los empresarios frenarán la inversión productiva porque menos proyectos de inversión serán rentables con las tasas de interés más altas.

A manera de conclusión podemos decir que para lo que resta del año difícilmente tendremos un dólar permanentemente por debajo de los 19 pesos, el crecimiento económico y la creación de empleos se desacelerarán, la deuda pública y el pago de intereses por ésta aumentarán de manera importante, y familias y empresas tendrán que trabajar más para pagarle a los bancos por sus créditos. En este contexto sería bueno que Carstens sea citado ante las Cámaras de Diputados y Senadores para que explique sus decisiones, las cuales tendrán un enorme costo para las familias y empresas mexicanas. 

Director General GAEAP*
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