Más de 30 pequeñas fábricas de calzado, de las casi cien que quedaban en el eje fronterizo San Antonio-Ureña , han cerrado sus puertas y las restantes tienen muy baja producción, como consecuencia de la escasez y el encarecimiento de los insumos básicos como el cuero, suelas, hilo, pegantes y otros materiales que por lo general son traídos de territorio colombiano.
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