NACIONAL: Evitar que el triunfo de Trump nos lleve a una crisis.

Después del triunfo electoral del candidato republicano Donald Trump muchas personas en México están nerviosas por lo que pueda pasar con nuestra economía en los próximos años. Esto dadas las promesas de campaña que hizo este personaje y que, sobre todo, atentan contra el comercio bilateral entre nuestro país y Estados Unidos. 

El resultado del proceso electoral estadounidense, tal como se había anticipado, ha tirado al peso a su nivel más bajo de la historia alcanzando un tipo de cambio de 21.22 pesos por dólar. De hecho nuestra moneda es la que más ha resentido el triunfo de Trump de todo el mundo. De acuerdo con el Pacific Exchange Rate Service de la Universidad de British Columbia, entre el 7 y el 10 de noviembre, respecto al dólar estadounidense el peso mexicano se depreció 9.1%; mientras que el dólar canadiense cayó 0.7%, el euro bajó 1.4%, la libra esterlina se revaluó 1.0%, el yen japonés cayó 1.8%, el peso argentino no se movió, el real brasileño se desplomó 5.0%, el peso chileno se depreció apenas 0.6%, el yuan chino disminuyó 0.4%, el peso colombiano se depreció 1.8%, el nuevo sol peruano disminuyó 1.1%, el peso filipino se depreció 0.9%, el rublo ruso cayó 2.3%, el rand de Sudáfrica bajó 5.0%, el won surcoreano disminuyó 1.8% y el dong vietnamita disminuyó 0.7%. 

Si bien el peso mexicano está siendo sujeto de ataques especulativos, que casi casi han convertido a nuestra moneda en ficha de casino de Las Vegas, dada la altísima volatilidad diaria en el mercado; es verdad que hay fundamentales macroeconómicos que ponen nuestra moneda en posición de vulnerabilidad.  

La semana pasada comentábamos con detalle en este mismo espacio que una de las razones por las que a México le afecta más que a otras naciones el triunfo de Donald Trump, es por la altamente probable renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Esto preocupa porque podría traducirse en menores exportaciones de México hacía Estados Unidos, o bien mayores importaciones desde Estados Unidos (las ventas de México a su vecino del norte representaron el 2015 el 27% de nuestro PIB). Sea como sea, el impacto negativo ocurrirá porque seguramente la balanza comercial mexicana se vería afectada con un mayor déficit, el cual ya suma 12.464 miles de millones de dólares (mmdd) en los primeros nueve meses de 2016 y se espera que cierre este año en torno a los 16.800 mmdd.

Dado lo anterior, se vuelve fundamental tener un plan de contingencia para evitar que la subida en el tipo de cambio, y la eventual alza en tasas de interés por parte del Banco de México, se traduzca en un descarrilamiento del anémico crecimiento del PIB mexicano, tal como ya se anticipa. 

En este sentido, un primer aspecto a tomar en cuenta es que debemos aprovechar el tipo de cambio competitivo que tenemos actualmente y debemos buscar diversificar nuestros mercados de exportación. Desafortunadamente Proméxico ha brillado por su ausencia a lo largo de todo el sexenio y no se han dado suficientes apoyos a las empresas mexicanas para que fortalezcan su presencia en el mundo. 

Pero a un tipo de cambio de 21 pesos por dólar sería una enorme omisión no hacer un enorme esfuerzo por relanzar el comercio exterior mexicano. Para ilustrar la enorme ventaja que ahora tiene México veamos un ejemplo simple. Supongamos que en enero de 2014 un par de zapatos era fabricado en México en 200 pesos y en dicho mes el tipo de cambio era de 13.224 pesos por dólar, lo que nos da un costo de fabricación de 15.12 dólares. Esos mismos zapatos cuesta ahora producirlos 233.88 pesos (el Índice Nacional de Precios al Productor para mercancías subió 16.94% en el periodo), pero el tipo de cambio ahora es de 20.81 pesos por dólar, por lo que el costo de fabricación en dólares de esos zapatos es de 11.23 dólares. Es decir, de enero de 2014 a noviembre de 2016 los zapatos mexicanos bajaron 25.7% su costo en dólares. 

Reitero entonces que dado lo anterior, es indispensable que el gobierno federal y los gobiernos estatales apoyen decididamente el comercio exterior, y que además se busque que las nuevas exportaciones vayan dirigidas a otros mercados como el europeo, sudamericano y asiático.   

Otra medida que se debe implementar para contrarrestar el efecto negativo que traerá a la economía el triunfo de Trump es lanzar una fuerte campaña nacional para que los consumidores creamos conciencia de la importancia de consumir lo hecho en México. Ya el dólar en los niveles actuales ayuda a este fin dado que los productos importados han subido de precio más que los mexicanos, y lo seguirán haciendo. Sin embargo, hace falta un esfuerzo en el que la iniciativa privada y el gobierno se unen para que los consumidores valoren que el consumir lo hecho en México crea empleos y riqueza en nuestro país y se forme entonces un circulo virtuoso en la economía.

Esto es relevante porque se estima que en las industrias más intensivas en mano de obra se puede crear un empleo con una inversión de 200 mil pesos. Si este es el caso, pues entonces por cada mil millones de dólares que dejemos de importar de mercancías porque lo sustituimos con producción nacional, pues se crearían en México unos 90 mil empleos adicionales. Y si tomamos en consideración que el déficit comercial de México con Asia en 2015 fue de -119.500 mmdd, pues si hipotéticamente pudiéramos disminuir este déficit en un 25% se crearían en México 2.68 millones de nuevos empleos.    

También es pertinente señalar que en cuanto al tema de los migrantes mexicanos que se encuentran de manera ilegal en Estados Unidos, pues que es muy lamentable que Trump y su equipo no valoren su aportación a la economía estadounidense y quieran deportarlos masivamente. 

Sin embargo, es verdad que el principal responsable de que se hayan ido de México es el gobierno federal y los gobiernos de los estados que han sido omisos en crear las condiciones económicas adecuadas para la creación de empleos dignos y bien remunerados en nuestro país. ¿A qué me refiero con esto? Pues principalmente que se ha dado un proceso de apertura comercial y desgravación arancelaria sin políticas industriales que lo acompañen, de manera que lo único que nos salva en materia de comercio exterior es nuestra relación con Estados Unidos, porque de allí en más generalmente salimos perdiendo en nuestras relaciones comerciales con la mayoría de países. Y pues ahora ya hasta esa gran ventaja que tenemos con Estados Unidos nos la quieren quitar.  

Finalmente, y más allá del tema económico sino por cuestiones humanitarias, los diferentes órdenes de gobierno en México deberían preocuparse en serio por crear las condiciones para evitar la migración a Estados Unidos. Creen que es una aventura que nuestros connacionales quieren vivir, pero lo que trae aparejado en términos sociales es muy costoso también y en algunos casos podría explicar parte del deterioro social que vive nuestro país.  

El gobierno mexicano debería preocuparse por mantener las familias unidas en México y evitar que al irse, los mexicanos en Estados Unidos sean motivo de persecución, burla, humillación, vejación, racismo, odio y demás cosas negativas que con el triunfo de Trump se han acentuado. 

De esta manera, pues esperamos que una vez procesado el triunfo de Donald Trump el gobierno federal nos diga que va a hacer. No basta con que el Banco de México anuncie un alza en las tasas de interés y tampoco son suficientes los anuncios de índole macroeconómica (aunque ya Jose Antonio Meade dijo que no recortaran más el gasto público). Lo que requerimos es fomentar las exportaciones y generar las condiciones necesarias para la creación de empleos en México a través de la sustitución de importaciones. Hay que evitar que el triunfo de Donald Trump nos lleve a una crisis económica.

Director General GAEAP*
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