Dinamismo. Esta palabra forma parte del ADN de la industria de la moda, un sector atado necesariamente a ciclos de consumo cada vez más cortos. Pero, a lo largo de los últimos doce meses, el entorno ha hecho que el negocio deba ser todavía más rápido si cabe en la definición de sus estrategias. La inestabilidad internacional ha impactado de lleno en el sector, tumbando mercados que parecían seguros y sembrando dudas sobre otros, con acontecimientos inesperados como el Brexit, la victoria de Donald Trump en Estados Unidos o la imprevisible caída de las ventas de moda en España tras dos años de recuperación.
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