A pesar del acalorado debate en torno al Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre Estados Unidos, México y Canadá, la mayoría de los economistas dice que su impacto concreto sobre la economía estadounidense ha sido modesto: un ligero avance del crecimiento y la eficiencia con un leve retroceso en el empleo y salarios más bajos para ciertos trabajadores del sector manufacturero.
Como ocurre con la mayoría de los acuerdos de libre comercio, sin embargo, las ganancias a lo largo de 23 años han sido difusas y las pérdidas han sido más concentradas, lo que ha contribuido a desatar la intensa reacción política que catapultó a Donald Trump a la Casa Blanca y su decisión de hacer pedazos al pacto.
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