NACIONAL: Minuta 48: Reunión de la Junta de Gobierno de Banxico (decisión de política monetaria del 9 de febrero de 2017):

A continuación se presenta el resumen de la Minuta número 48 correspondiente a la Reunión de la Junta de Gobierno del Banco de México, con motivo de la decisión de política monetaria anunciada el 9 de febrero de 2017. Al darle lectura a este documento queda muy claro lo que está sucediendo actualmente en la economía nacional e internacional.

1. EVOLUCIÓN ECONÓMICA Y FINANCIERA RECIENTE Y PERSPECTIVAS
La presente Sección fue elaborada por las Direcciones Generales de Investigación Económica y de Operaciones de Banca Central, ambas del Banco de México.

1.1. Actividad económica mundial 
Hacia finales de 2016, la actividad económica mundial continuó presentando una recuperación. En este contexto, se han observado indicios de una incipiente mejoría en el volumen del comercio mundial, así como una mayor inflación, lo cual pudiera llevar a que los principales bancos centrales adopten en un futuro posturas monetarias menos acomodaticias.
Asimismo, para 2017 y 2018 se continúa previendo un repunte moderado de la economía mundial, además de que se ajustaron al alza las perspectivas de crecimiento de las principales economías avanzadas. Esta revisión refleja, en buena medida, la expectativa de que se implementen políticas fiscales expansionistas en algunas de estas economías, en especial en Estados Unidos. Por su parte, se prevé que las economías emergentes continúen con su proceso de recuperación, aunque a un ritmo más moderado de lo previsto anteriormente. En efecto, estas economías enfrentan un escenario de elevada incertidumbre ante la posibilidad de que la nueva administración de Estados Unidos implemente políticas fiscal, comercial y de migración que ocasionen un apretamiento considerable de las condiciones financieras internacionales y que den lugar a una disminución del comercio y la inversión extranjera directa a nivel global.

Estados Unidos
Durante el cuarto trimestre de 2016, la economía estadounidense creció a una tasa trimestral anualizada de 1.9 por ciento, después de haberse expandido 3.5 por ciento durante el tercer trimestre. Dicho crecimiento continúa siendo impulsado en gran parte por el dinamismo del consumo privado, el cual ha sido favorecido por el mayor ingreso personal y la continua mejoría en la confianza del consumidor. Además, la inversión fija bruta registró un incremento en la mayoría de sus componentes, lo que sugiere que la debilidad observada desde 2014 podría estar llegando a su fin.  Por su parte, las exportaciones netas contribuyeron negativamente al crecimiento durante el cuarto trimestre de 2016, debido a un mayor dinamismo de las importaciones y a una contracción de las exportaciones, luego del crecimiento atípico que tuvieron las exportaciones agrícolas durante el tercer trimestre.

La producción industrial de Estados Unidos registró una recuperación de 0.8 por ciento a tasa mensual en diciembre, luego de haberse contraído 0.7 por ciento en noviembre. Esto, al normalizarse la actividad de generación de electricidad y gas, luego de que las temperaturas inusualmente cálidas que imperaron en meses previos provocaran una caída en la demanda de energía. Además, la producción manufacturera siguió mostrando una mejoría, apoyada por el dinamismo del sector automotriz. Hacia adelante, indicadores prospectivos como los índices PMI de la actividad manufacturera apuntan a que continuará la recuperación de esta. 

Por su parte, el mercado laboral estadounidense ha continuado fortaleciéndose. En efecto, el ritmo de generación de empleo continúa siendo superior al necesario para compensar el aumento observado en la participación en la fuerza laboral. De esta manera, la tasa de desempleo en enero fue de 4.8 por ciento, lo que la ubica por debajo de algunas estimaciones de la tasa natural. En este contexto, las presiones salariales, si bien continúan siendo moderadas, se han tornado cada vez más generalizadas entre sectores.

Zona euro
En la zona del euro, la actividad económica continuó acelerándose durante el cuarto trimestre, reflejando una mejoría en la demanda interna, las favorables condiciones financieras y el incremento en los ingresos reales de los hogares. Asimismo, el sector industrial se ha visto impulsado por la recuperación de la demanda externa. Así, el PIB de la región creció 2.0 por ciento a tasa trimestral anualizada durante el cuarto trimestre, por encima del 1.8 por ciento registrado en el anterior. Los indicadores prospectivos apuntan a que la actividad durante el primer trimestre de 2017 podría igualar o incluso superar el crecimiento de trimestres previos. No obstante, no pueden descartarse episodios futuros de volatilidad ante la incertidumbre sobre el proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea y los resultados de los próximos procesos electorales en varios países del continente, los cuales pudieran tener severas repercusiones políticas y económicas en la región.

Economías emergentes
Hacia finales de 2016, se diferenció el desempeño de las economías emergentes entre regiones y países. Por un lado, se ha registrado una reactivación gradual de la mayoría de las economías asiáticas, apoyada por un crecimiento mayor a lo anticipado en China y por un repunte en los precios de las materias primas. La economía de China se expandió 6.8 por ciento anual en el cuarto trimestre del año, cifra ligeramente por encima de la del tercer trimestre. Sin embargo, persiste el riesgo de una desaceleración de la actividad económica en ese país ante la necesidad de implementar medidas para contener las salidas de capitales y reducir los riesgos financieros. Por otro lado, la actividad económica en América Latina en general se ha debilitado como resultado del endurecimiento de las condiciones financieras globales.

En cuanto a los precios internacionales de las materias primas, los precios del petróleo han permanecido relativamente estables, después del alza registrada en respuesta al anuncio a mediados de noviembre de un acuerdo por parte de los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y otros países para recortar la producción a partir de 2017. Sin embargo, los precios de este energético podrían disminuir si el acuerdo no lograra sostenerse y/o si la producción en Estados Unidos aumentara significativamente. Por su parte, los precios de los metales industriales se incrementaron a partir de nero en respuesta a la mayor actividad industrial en China. Por último, los precios de los granos continúan en niveles bajos debido a que se proyecta que su producción global alcance nuevos niveles máximos.

1.2. Política monetaria y mercados financieros internacionales 
En las economías avanzadas, la inflación continuó aumentando, al desvanecerse los efectos de las disminuciones en los precios de la energía. No obstante, en muchas de estas economías la inflación aún se ubica por debajo de las metas de sus respectivos bancos centrales. Adicionalmente, el panorama de política monetaria se ha visto modificado por la perspectiva de una política fiscal expansionista en algunas de estas economías, especialmente la de Estados Unidos, y de mayores precios de las materias primas. Así, se anticipa que las posturas monetarias de los respectivos bancos centrales se tornen menos acomodaticias.

En su reunión de febrero, la Reserva Federal mantuvo sin cambio su tasa de fondos federales en un rango de 0.50 a 0.75 por ciento, aunque se anticipa que el proceso de normalización de la postura monetaria se lleve a cabo a un ritmo más rápido que el previsto antes de la reunión de diciembre. Esta previsión refleja, en parte, la expectativa de que la nueva administración de Estados Unidos efectivamente adopte una política fiscal expansionista con base en un mayor gasto en infraestructura y en reformas a la política tributaria.

A este respecto, varios miembros del Comité de Política Monetaria (FOMC por sus siglas en inglés) han externado en diferentes foros su preocupación por la posibilidad de que ante un mayor estímulo fiscal la tasa de desempleo se ubique consistentemente por debajo de la tasa natural, lo que a la postre podría generar una mayor inflación y requerir de un apretamiento acelerado de las condiciones monetarias. En este contexto, los analistas anticipan que el siguiente movimiento de 25 puntos base se lleve a cabo en la reunión de política monetaria de junio y que se anuncie un incremento adicional de la misma magnitud hacia finales de año. Asimismo, se espera una mayor discusión entre los miembros de la Reserva Federal sobre la política de reinversión de los instrumentos de su balance, si bien no se prevé que este disminuya antes del año próximo.

Por su parte, en su reunión de enero, el Banco Central Europeo (BCE) mantuvo sin cambios sus tasas de interés de referencia. Además, confirmó su decisión de extender su programa de compra de activos hasta finales de 2017, y de reducir a partir de abril del próximo año el ritmo de compras del mismo de 80 a 60 mil millones de euros. Al mismo tiempo reiteró que, en caso de que las perspectivas se deterioren en los próximos meses o las condiciones financieras se tornen inconsistentes con el objetivo de avanzar de manera sostenida hacia la meta de inflación, aumentaría y/o extendería el programa de compra de valores. No obstante, la inflación general ha repuntado recientemente y se ubica cerca del objetivo del BCE, si bien persisten diferencias importantes entre países.

El Banco de Inglaterra mantuvo sin cambios su postura monetaria en su reunión de febrero. Si bien la institución ha reconocido que la reciente depreciación de la libra y su traspaso a los precios al consumidor implicará una inflación mayor a su meta, a reiterado que podría tolerar una inflación superior al objetivo por cierto tiempo ante el dilema que enfrenta entre la rapidez con la que se pretende converger a la meta de inflación y el apoyo que debe proveer la política monetaria a la actividad económica y a la generación de empleos. Además, elevó su expectativa de crecimiento para los siguientes años y redujo su proyección para la tasa natural de desempleo. Ante este panorama, si bien se observa una menor necesidad de estímulos adicionales respecto a lo estimado hace un par de meses, el Comité de Política Monetaria podría no tomar acciones hasta tener mayor claridad sobre los efectos de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, destacando que la política monetaria podría actuar en cualquier dirección, según sea pertinente.

En su reunión de finales de enero, el Banco de Japón también se abstuvo de modificar el monto de su programa de compras de activos y su guía para el manejo de la curva de rendimiento, con la tasa de depósito en -0.1 por ciento y la tasa gubernamental a 10 años en alrededor de 0.0 por ciento. Si bien esta institución modificó al alza sus pronósticos de actividad para los próximos años, mantuvo su expectativa de alcanzar su meta de inflación en 2018.

Por su parte, ante las menores presiones inflacionarias, en la mayoría de las economías emergentes los bancos centrales han mantenido sin cambio su política monetaria y, en algunos casos, la han relajado. Esto, no obstante que en algunos países todavía se observan inflaciones por arriba de sus metas.

Los mercados financieros de países desarrollados mostraron cambios moderados en el último mes, a la espera de mayor certidumbre sobre el rumbo de la política pública, particularmente en Estados Unidos. Así, en los mercados de renta fija las tasas de los bonos del Tesoro de Estados Unidos presentaron un comportamiento más estable que en meses previos, al disminuir entre 2 y 6 puntos base a lo largo de la curva de rendimientos. Por el contrario, las tasas de interés de los bonos gubernamentales de Francia y países de la periferia europea registraron incrementos de entre 15 y hasta 30 puntos base ante la incertidumbre sobre el resultado de las próximas elecciones presidenciales.

En este contexto, el dólar revirtió parcialmente la apreciación que presentó frente a la mayoría de las divisas de países desarrollados en los días posteriores a las elecciones de Estados Unidos, posiblemente como reflejo de posibles desacuerdos entre miembros del Congreso de Estados Unidos en torno a los objetivos de ajuste fiscal, de menor regulación y de mayor gasto en infraestructura que pudiera retrasar la implementación de medidas concretas.

Los índices accionarios continuaron con su tendencia ascendente, presentando ganancias casi generalizadas ante la mejor perspectiva de crecimiento económico en los principales países desarrollados. En particular, en Estados Unidos las principales bolsas alcanzaron niveles históricamente altos, al aumentar alrededor de 2 por ciento en el último mes y medio.

Por su parte, los precios de los activos financieros de las economías emergentes continuaron mostrando un comportamiento más estable al observado en los días inmediatos posteriores a las elecciones en Estados Unidos. Lo anterior, a pesar de que persiste un alto grado de incertidumbre respecto a las nuevas políticas económicas, comerciales y migratorias que pudiera implementar la nueva administración en Estados Unidos. En este contexto, los mercados cambiarios, accionarios y de renta fija de los países emergentes mostraron en general un comportamiento ligeramente más positivo, revirtiendo en una buena parte las importantes pérdidas observadas en las dos primeras semanas de noviembre pasado. Asimismo, la recomposición de las carteras de inversión que inició tras el resultado electoral en Estados Unidos se detuvo en las semanas recientes y los datos más oportunos incluso registran moderadas adquisiciones por inversionistas extranjeros de activos financieros de este conjunto de países.

Hacia adelante, no puede descartarse un periodo de mayor volatilidad en los mercados financieros, ya que si bien la perspectiva de crecimiento económico en las principales economías desarrolladas ha mejorado ligeramente, esta se encuentra altamente susceptible a las medidas de política pública que pudieran implementarse en diversos países. En efecto, el optimismo observado en los mercados financieros en días recientes refleja en parte la expectativa de políticas de expansión fiscal y menor regulación en Estados Unidos. Sin embargo, políticas proteccionistas que afecten de forma importante el comercio internacional o deterioren la relación entre las principales economías podrían tener un impacto negativo en el crecimiento global.

Además, la salida de Reino Unido de la Unión Europea, aunado al fortalecimiento de movimientos en el continente que buscan que sus países se separen de esta Unión, podría afectar la evolución de la actividad económica y los mercados financieros de la región. Finalmente, las vulnerabilidades del sector financiero en Europa y China, en conjunto con la incertidumbre sobre la sostenibilidad del crecimiento económico en este último país, también podrían ser factores de preocupación durante 2017.

2. EVOLUCIÓN DE LA ECONOMÍA MEXICANA 

2.1.  Actividad económica en México
De acuerdo a la estimación oportuna del PIB publicada por INEGI, la economía mexicana continuó registrando una reactivación en el cuarto trimestre de 2016, si bien a un menor ritmo de expansión que en el trimestre previo.
En particular, la demanda externa siguió exhibiendo una mejoría, a la vez que el consumo privado preservó una trayectoria positiva. No obstante, persistió el débil desempeño de la inversión.

Con respecto a la demanda externa, la depreciación del tipo de cambio real y la incipiente recuperación de la demanda global contribuyeron a que las exportaciones manufactureras continuaran recuperándose, después de la tendencia negativa que habían mostrado entre el segundo semestre de 2014 y el primero de 2016. De este modo, la mejoría se observó tanto en las dirigidas a Estados Unidos, como en las destinadas al resto del mundo.

En cuanto a la demanda interna, la expansión del consumo privado en el cuarto trimestre de 2016 reflejó el dinamismo del gasto en bienes y servicios de origen nacional, toda vez que el de origen importado siguió mostrando una tendencia decreciente, de manera congruente con la depreciación del tipo de cambio real. No obstante, la confianza del consumidor continuó deteriorándose y mostró una caída importante en enero. En este contexto, algunos indicadores más oportunos del consumo, como las ventas de la ANTAD y de vehículos ligeros, exhibieron contracciones hacia finales de 2016 y principios de 2017. Por su parte, en el periodo octubre – noviembre la inversión fija bruta continuó estancada ante la debilidad del gasto en construcción y en maquinaria y equipo de origen importado, toda vez que el rubro de maquinaria y equipo de origen nacional ha mantenido una tendencia creciente.

En relación a la evolución de la actividad económica por el lado de la producción, el crecimiento en el último trimestre de 2016 provino del dinamismo de las actividades terciarias, toda vez que las secundarias permanecieron estancadas. La debilidad en la actividad industrial fue reflejo de que el sector de la minería siguió contrayéndose, en tanto que la construcción y, sobre todo, las manufacturas mostraron una tendencia positiva. A su vez, la recuperación en la producción manufacturera fue consecuencia de la mejoría tanto en la fabricación de equipo de transporte, como en el resto de las manufacturas. 

Respecto a la actividad de los servicios, destaca que la expansión registrada ha sido prácticamente generalizada entre sus sectores, si bien sobresalen por su contribución al crecimiento en el bimestre octubre-noviembre los agregados de comercio y de los servicios profesionales, corporativos y de apoyo a los negocios. 

2.2. Evolución y perspectivas de la inflación
La tendencia al alza que exhibió la inflación general a finales de 2016 se vio exacerbada en enero de 2017 debido al efecto del ajuste en los precios de algunos energéticos, principalmente los de las gasolinas. Así, entre diciembre de 2016 y enero de 2017, la inflación general anual aumentó de 3.36 a 4.72 por ciento.
Cabe señalar que de esta última cifra, 1.35 puntos porcentuales se explican directamente por el aumento en los precios de las gasolinas.

La inflación subyacente anual continuó manteniendo una tendencia al alza, pasando de 3.44 por ciento en diciembre de 2016 a 3.84 por ciento en enero de 2017. Lo anterior fue resultado, en buena medida, del ajuste en precios relativos de las mercancías que ha originado la depreciación de la moneda nacional. Por su parte, el subíndice de precios de los servicios tuvo un ligero repunte derivado del hecho de que no se presentaron reducciones en las tarifas de telefonía móvil como ocurrió el año previo, registrándose inclusive aumentos moderados.

Adicionalmente, el incremento en los precios de los energéticos, también ha tenido efectos indirectos normales y esperados sobre los precios de algunas mercancías y servicios, destacando el incremento en los precios de algunas mercancías alimenticias y de los de los servicios de alimentación.

Las medidas implementadas a principios de 2017 por la autoridad, en el marco del proceso hacia la liberalización de los precios de energéticos como la gasolina y el gas L.P., implicaron incrementos considerables en sus precios, mismos que impactaron directamente el comportamiento del componente no subyacente de la inflación. Así, la tasa de variación anual de este componente pasó de 3.13 por ciento en diciembre de 2016 a 7.40 por ciento en enero de 2017. Si bien el rubro de los energéticos fue el que más aumentó su tasa de crecimiento anual a principios de año, ciertos efectos derivados del aumento en los combustibles mencionados también se reflejaron en las tarifas de transporte público en algunas ciudades del país.

En este contexto, las medianas de las expectativas de inflación provenientes de la encuesta que levanta el Banco de México entre especialistas del sector privado aumentaron para todos los plazos. En particular, la mediana para el cierre de 2017 subió significativamente, de 4.00 a 5.24 por ciento, entre las encuestas de noviembre de 2016 y de enero de 2017. Esto, en respuesta a los incrementos ya referidos en los precios de los energéticos, los cuales representan variaciones en precios relativos, por lo que deberían tener un impacto únicamente transitorio sobre la inflación. Lo anterior se refleja en la evolución de las expectativas de mediano plazo, que aumentaron en mucho menor medida que las de corto plazo. Así, la mediana de las expectativas de inflación correspondiente al cierre de 2018 aumentó de 3.57 a 3.85 por ciento en el lapso referido. Por su parte, aquellas para horizontes de más largo plazo se ubican en 3.5 por ciento. Por lo que respecta a las expectativas de inflación implícitas en las cotizaciones de instrumentos de mercado para horizontes de largo plazo (extraídas de instrumentos gubernamentales con vencimiento a 10 años), estas continúan ubicándose ligeramente por encima de 3 por ciento, si bien tuvieron incrementos moderados en su lectura más reciente. Mientras tanto, la prima por riesgo inflacionario asociada a ellas mostró un aumento importante.

Se prevé que durante 2017 la inflación se ubique por arriba de la cota superior del intervalo de variación del Banco de México, si bien se espera que a finales de ese año retome una tendencia convergente hacia la meta y se sitúe cerca de 3 por ciento al cierre de 2018. Así, es previsible que durante 2017 la inflación se vea afectada, temporalmente, tanto por cambios en precios relativos de las mercancías respecto de los correspondientes a los servicios, derivado de la depreciación que ha experimentado el tipo de cambio real, como por el impacto transitorio de la liberalización de los precios de las gasolinas. En cuanto a la inflación subyacente, se anticipa que en 2017 se mantenga en niveles superiores al objetivo permanente de 3 por ciento. No obstante, para finales de 2017 y en 2018 se espera que ambos indicadores retomen una tendencia convergente al objetivo referido. Lo anterior, al irse desvaneciendo los efectos de los choques mencionados, al tiempo que vayan surtiendo efecto las medidas de política monetaria implementadas de manera preventiva durante 2016, así como las que previsiblemente tomará el Banco durante el presente año, en un entono en el que no se anticipan presiones inflacionarias derivadas de la demanda agregada.

Las previsiones anteriores se encuentran sujetas a riesgos, entre los que destacan los siguientes. Al alza, que las expectativas de inflación continúen mostrando un deterioro como resultado, por una parte, de que, derivado de la incertidumbre que sigue prevaleciendo en el entorno externo, la moneda nacional tenga depreciaciones adicionales y, por la otra, de que como consecuencia de los incrementos en los precios de los energéticos registrados hasta el momento, aumenten los precios de aquellos bienes y servicios que los utilizan como insumos en su producción más allá de su impacto natural. También, que ocurran incrementos repentinos en los precios de los bienes agropecuarios, si bien su impacto sobre la inflación sería transitorio. A la baja, la posibilidad de que ocurra una apreciación de la moneda nacional, en particular si como resultado de las negociaciones se alcanzan acuerdos satisfactorios para la relación bilateral entre México y Estados Unidos. Igualmente, que como resultado de las reformas estructurales se presenten reducciones adicionales en los precios de algunos insumos de uso generalizado. En este mismo sentido, que pudieran registrarse menores precios de los energéticos como consecuencia del comportamiento futuro de las referencias internacionales, así como de una mayor competencia entre los proveedores de gasolina en el país. Por último, que se presente hacia adelante un menor dinamismo al anticipado de la actividad económica, el cual limitaría las presiones inflacionarias por el lado de la demanda agregada.

3. DECISIÓN DE POLÍTICA MONETARIA
En este contexto, con el objeto de evitar contagios al proceso de formación de precios en la economía, anclar las expectativas de inflación y reforzar la contribución de la política monetaria al proceso de convergencia de la inflación a su meta, la Junta de Gobierno ha decidido por unanimidad incrementar el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día en 50 puntos base, para ubicarla en 6.25 por ciento.

Hacia adelante, la Junta de Gobierno seguirá muy de cerca la evolución de todos los determinantes de la inflación y sus expectativas de mediano y largo plazo, en especial del traspaso potencial de las variaciones del tipo de cambio y de las cotizaciones de las gasolinas al resto de los precios, así como la posición monetaria relativa entre México y Estados Unidos y la evolución de la brecha del producto. Esto, con el fin de estar en posibilidad de continuar tomando las medidas necesarias para lograr la convergencia eficiente de la inflación al objetivo de 3.0 por ciento.

 

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