En los últimos años, los consumidores de moda se han sentido cada vez más cómodos con las interacciones digitales y con sus compras en línea. Impulsados por las nuevas tecnologías, las necesidades y los patrones de comportamiento de los compradores se están volviendo cada vez más sofisticados y, aunque las empresas intentan seguirles el ritmo, son cada vez más difíciles de predecir.
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