Era enero de 2011. Raaja Nemani y Aaron Firestein esperaban la entrega de 2,600 pares de zapatos deportivos, que llegarían a su casa en Chicago, EE.UU. Hasta que abrieron la puerta y vieron que se trataba de un enorme contenedor, estos dos amigos se dieron cuenta de que no habían pensado en toda la logística.
Además, el chofer no sabía dónde descargar la mercancía ni quién se haría cargo de ello. Tampoco había zona de descarga, pues se encontraban en un fraccionamiento residencial. Los emprendedores novatos, ante la falta de opciones, pensaron en hacerlo ellos mismos, no tardaron mucho tiempo en concluir que eso les llevaría una eternidad. Llamaron a unos cuantos amigos, pagaron al repartidor US$100 para que los ayudara y pasaron las siguientes tres horas descargando cajas de zapatos en la nieve.
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