NACIONAL: Resumen de la Minuta número 52 correspondiente a la Reunión de la Junta de Gobierno del Banco de México, con motivo de la decisión de política monetaria (anunciada el 22 de junio de 2017):

A continuación se presenta el Resumen elaborado por GAEAP de la Minuta número 52 correspondiente a la Reunión de la Junta de Gobierno del Banco de México, con motivo de la decisión de política monetaria anunciada el 22 de junio de 2017. Al darle lectura a este documento queda muy claro lo que está sucediendo actualmente en la economía nacional e internacional.

 

1. EVOLUCIÓN ECONÓMICA Y FINANCIERA RECIENTE Y PERSPECTIVAS

La presente Sección fue elaborada por las Direcciones Generales de Investigación Económica y de Operaciones de Banca Central, ambas del Banco de México.

 

1.1. Actividad económica mundial 

La economía mundial siguió recuperándose durante el primer trimestre de 2017. Esta expansión está siendo impulsada por un repunte de la inversión y de la actividad industrial, y se ha venido generalizando entre países. A su vez, indicadores prospectivos sugieren que esta tendencia de crecimiento a nivel global podría persistir. En este entorno, se espera que continúe el proceso gradual de normalización de la política monetaria en algunos de los bancos centrales de países avanzados. No obstante, este escenario de crecimiento enfrenta riesgos a la baja, incluyendo una elevada incertidumbre sobre el rumbo que tomará la política económica en Estados Unidos, las crecientes tensiones geopolíticas en diversas regiones, así como la posible implementación de barreras al comercio.

 

Estados Unidos

En Estados Unidos, los pronósticos de crecimiento del PIB apuntan a una recuperación durante el segundo trimestre del año, después de la desaceleración observada durante el primero. No obstante, estas proyecciones se han venido revisando a la baja luego del surgimiento de evidencia de mayor debilidad de la inversión, tanto residencial como no residencial, y de las exportaciones netas. Por su parte, se espera que el consumo privado repunte, luego de la debilidad observada al inicio del año, ante la continua mejoría del empleo y los elevados niveles de confianza y riqueza de los hogares.

 

Durante el periodo abril-mayo de 2017, la producción industrial de Estados Unidos mostró una tendencia creciente. A su interior destaca el elevado dinamismo de la actividad minera, el cual está asociado primordialmente al incremento en la producción de crudo en dicho país. Además, la producción de electricidad y gas siguió recuperándose, después de la debilidad exhibida a inicios del año ante las condiciones climáticas inusualmente cálidas. Finalmente, la producción manufacturera mantuvo una trayectoria positiva, a pesar del retroceso que se registró en mayo como resultado, en parte, de la caída en la producción de vehículos y autopartes.

 

El mercado laboral en Estados Unidos continuó fortaleciéndose en el segundo trimestre del año. Si bien la generación de empleo se ha moderado en los últimos meses, su ritmo de expansión es aún superior a lo que se requiere para absorber el crecimiento natural de la fuerza laboral. En efecto, la tasa de desempleo disminuyó a 4.3 por ciento en mayo y se ubicó en su nivel más bajo de los últimos 16 años, incluso por debajo de las estimaciones de la tasa natural de desempleo. La menor holgura en el mercado laboral se ha empezado a reflejar, a su vez, en un incipiente aumento en los costos laborarles unitarios.

 

Zona euro

En la zona del euro, los indicadores oportunos sugieren que la región continuó creciendo a un ritmo sólido a inicios del segundo trimestre del año. Esto motivó una revisión al alza en los pronósticos de crecimiento de la región, al tiempo que los índices de confianza repuntaron de manera generalizada. La producción industrial aceleró su ritmo de expansión en abril respecto a lo observado durante el primer trimestre, apoyada por el crecimiento sostenido del sector manufacturero, el cual compensó la debilidad de la producción minera y del sector de electricidad y gas. En este contexto, la tasa de desempleo siguió disminuyendo, aunque las presiones salariales se mantuvieron moderadas ante el aún elevado nivel de holgura del mercado laboral.

 

Economías emergentes

En las economías emergentes, la actividad económica también se ha venido recuperando, aunque de manera heterogénea. En efecto, en lo que va del segundo trimestre se registró una recuperación en la mayoría de las economías de América Latina, un crecimiento relativamente sólido en Europa Emergente y una desaceleración en algunas economías de Asia. En China, los indicadores de actividad económica apuntan a una desaceleración gradual durante el segundo trimestre, reflejando el impacto de los menores estímulos fiscales y monetarios. Esto último en un contexto donde persisten importantes riesgos financieros, lo que podría traer consecuencias para la estabilidad global.

 

Los precios internacionales de las materias primas continuaron, en general, presentando una disminución en las últimas semanas. Por una parte, los precios del petróleo continuaron cayendo y alcanzaron niveles mínimos en lo que va del año, debido principalmente al lento proceso de desacumulación de inventarios globales ante el incremento en la producción de países como Estados Unidos, Libia y Brasil. Ello, a pesar del anuncio a finales de mayo por parte de países miembros y algunos no miembros de la OPEP de una extensión de los recortes de producción hasta marzo de 2018, y de los severos problemas geopolíticos en el Medio Oriente. Además, los precios de los metales industriales disminuyeron ligeramente ante las dudas sobre la fortaleza de la actividad manufacturera en China y la expectativa de un retraso en la implementación de un programa de infraestructura en Estados Unidos. En contraste, los precios de los granos repuntaron ligeramente a principios de junio, luego de que se revisaran a la baja los pronósticos de oferta de Estados Unidos para el año en curso.

 

1.2. Política monetaria y mercados financieros internacionales 

Las presiones inflacionarias a nivel global se han moderado respecto a lo registrado a inicios de 2017 debido, principalmente, al desvanecimiento del impacto de los incrementos observados en los precios de los energéticos durante 2016. Asimismo, las expectativas de inflación implícitas en variables de mercado en las principales economías avanzadas han disminuido en los últimos meses. En este entorno de recuperación de la actividad económica, pero en el cual la inflación se ubica en general en niveles bajos, se mantiene la perspectiva de que continúen las políticas monetarias acomodaticias en los principales bancos centales, aunque con ciertas divergencias entre países.

 

En su reunión de junio, la Reserva Federal incrementó el rango objetivo de la tasa de fondos federales a un nivel entre 1 y 1.25 por ciento, en línea con lo anticipado. En su comunicado, esa Institución manifestó que la reciente desaceleración de la inflación se debe a factores transitorios y reiteró su expectativa de que esta converja a su objetivo de 2 por ciento en 2018, aunque subrayó que continuará monitoreando con detenimiento su evolución. Si bien no modificó significativamente sus proyecciones de inflación y crecimiento, redujo su estimación para la tasa de desempleo. Además, mantuvo la expectativa de tres alzas en la tasa de referencia tanto en 2017, como en 2018, y reiteró que el retiro del estímulo monetario seguirá a un ritmo gradual. Lo anterior contrasta con las variables de mercado que incorporan un proceso de normalización de la política monetaria aún más gradual. En efecto, los futuros de fondos federales incorporan por completo el siguiente aumento de 25 puntos base en la tasa de referencia hasta julio de 2018 y que la tasa al cierre de 2019 se ubique entre 1.50 y 1.75 por ciento, la cual se compara con una tasa de casi 3 por ciento esperada por la Reserva Federal. Adicionalmente, esa Institución describió sus planes para iniciar de forma gradual y predecible el proceso de reducción de su balance en los próximos meses, aclarando que la fecha de inicio no se ha predeterminado.

 

En su reunión de junio, el Banco Central Europeo (BCE) mantuvo sin cambios los niveles de sus tasas de interés de referencia. En su comunicado, destacó que los riesgos para el crecimiento se han tornado más balanceados y eliminó la referencia sobre la posibilidad de una reducción adicional en sus tasas de política. Además, elevó su pronóstico de crecimiento y recortó su estimado de inflación, argumentando que esto último se debió principalmente al comportamiento reciente de los precios de los energéticos y a la debilidad esperada de los salarios ante la elevada holgura del mercado laboral. No obstante, el BCE dejó abierta la posibilidad de extender su programa de compra de bonos en caso de ser necesario.

 

El Banco de Inglaterra también mantuvo sin cambio su postura monetaria en su reunión de junio. Sin embargo, dicha decisión fue tomada por medio de una votación dividida en la que tres de los ocho miembros del Comité de Política Monetaria se manifestaron a favor de un alza. La decisión resultó sorpresiva, toda vez que la inflación permaneció por encima de lo proyectado en su informe de inflación de mayo, si bien el crecimiento de la economía y de los salarios se ha debilitado desde que se dio a conocer dicho informe. En este sentido, el banco central reiteró que su postura monetaria continuará dependiendo del balance entre una inflación mayor a su objetivo y el nivel de holgura de su economía. Por lo pronto, la mayoría de los analistas, así como la información implícita en variables de mercado, anticipan que el Banco de Inglaterra no modifique su postura en los siguientes meses.

 

El Banco de Japón, en su reunión de junio, mantuvo sin cambio el monto de su programa de compra de activos y su guía para el manejo de la curva de rendimiento. Esta institución destacó la mayor solidez del consumo privado y reiteró su expectativa de que la inflación converja a su meta de 2 por ciento en el mediano plazo.

 

En las economías emergentes, la inflación ha seguido moderándose ante la caída en los precios de la energía, en un contexto en el que aún prevalece una elevada holgura en la mayoría de los países. Así, a pesar de que el proceso de normalización monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos continúa, la mayoría de los bancos centrales mantuvieron sin cambio su postura monetaria y algunos, como Brasil, Rusia y Colombia, incluso redujeron sus tasas de interés de referencia.

 

En un entorno de baja volatilidad y ante la expectativa de que las condiciones monetarias a nivel global permanezcan relajadas durante un periodo más prolongado, en los mercados financieros internacionales se observó una caída generalizada en las tasas de interés de los bonos gubernamentales, particularmente en aquellos con mayor vencimiento, provocando un aplanamiento de las curvas de referencia. Además, se registró nuevamente un avance de los principales índices accionarios que, en algunos casos, alcanzaron máximos históricos.

 

Por otro lado, las crecientes dudas sobre la viabilidad de una reforma fiscal de amplio alcance en Estados Unidos, un dinamismo de la actividad económica menor al esperado y la disminución de la inflación en marzo, abril y mayo en ese país motivaron una depreciación adicional del dólar, el cual acumula en lo que va del año una pérdida de 4.3 por ciento frente a las principales divisas de países desarrollados.

 

Por su parte, los precios de los activos financieros de los países emergentes presentaron un desempeño positivo, asociado a un ambiente global de búsqueda por rendimiento y, en general, de mayor apetito por riesgo. Las mejores perspectivas de crecimiento y un entorno de baja inflación a nivel global, así como las expectativas de procesos graduales de normalización de la política monetaria de los principales países desarrollados, han generado una mayor demanda por activos de mayor riesgo. En este contexto, los flujos de capital hacia este conjunto de países continuaron, a pesar de la reciente volatilidad política en Brasil, los menores precios de los energéticos y las tensiones en el Medio Oriente.

 

Hacia adelante, además de la incertidumbre en torno a la política pública que habrá de implementar el gobierno de los Estados Unidos, persisten otros factores de riesgo que se han acentuado en las últimas semanas. Por un lado, los riesgos geopolíticos siguen latentes y las consecuencias de la salida de Reino Unido de la Unión Europea aún son inciertas. Por otro lado, persiste la fragilidad de la economía china y su potencial impacto adverso sobre los precios de las materias primas. Además, el acuerdo de recorte en la producción de crudo de países miembros y no miembros de la OPEP podría ser insuficiente para impulsar los precios del petróleo ante el incremento en la producción en Estados Unidos y otros países. Por último, cada vez es más frecuente que algunos participantes del mercado externen preocupación respecto a las elevadas valuaciones de algunos activos en un contexto de baja volatilidad.

 

2. EVOLUCIÓN DE LA ECONOMÍA MEXICANA 

 

2.1. Actividad económica en México

En el primer trimestre de 2017, el PIB de México creció a una tasa similar a la registrada en el último trimestre del año anterior. No obstante, hacia finales de ese trimestre e inicios del segundo, la actividad económica mostró indicios de cierta desaceleración. En particular, si bien la demanda externa mantuvo una trayectoria positiva, en abril se observó una disminución. Por su parte, el consumo privado exhibió un menor dinamismo con relación al observado en la segunda mitad de 2016, al tiempo que se acentuó la atonía de la inversión.

 

Con respecto a la demanda externa, si bien las exportaciones manufactureras disminuyeron a principios del segundo trimestre de 2017, estas continuaron recuperándose respecto a la tendencia negativa que mostraron durante 2015 y principios de 2016. Esta evolución es congruente con un tipo de cambio real más depreciado y el renovado dinamismo de la economía global. La mejoría de las exportaciones mexicanas se observó tanto en las dirigidas a Estados Unidos, como en las destinadas al resto del mundo. Asimismo, se apreció una reactivación tanto en las exportaciones automotrices, como en las no automotrices.

 

En cuanto a la demanda interna, si bien el consumo privado mantuvo una trayectoria positiva durante el primer trimestre de 2017, este mostró una desaceleración con respecto al desempeño que se observó en el segundo semestre de 2016. Además, algunos indicadores oportunos, aunque de menor cobertura, como las ventas de la ANTAD y las ventas de vehículos ligeros, exhibieron un cierto estancamiento en los primeros meses del segundo trimestre. Por su parte, en el periodo enero – marzo de 2017 se profundizó la debilidad que la inversión, siendo notoria incluso una incipiente tendencia negativa. En efecto, se observó una trayectoria descendente en el gasto en construcción, al tiempo que persistió el estancamiento en la inversión en maquinaria y equipo. Esto en buena medida refleja la incertidumbre que persiste con respecto a la relación bilateral entre México y los Estados Unidos.

 

Con relación al comportamiento de la actividad económica por el lado de la producción, la moderación en el ritmo de expansión económica fue reflejo tanto de una desaceleración en los servicios, como del hecho de que las actividades secundarias mostraron cierta tendencia decreciente. Al interior de la actividad industrial, en el periodo enero – abril la construcción acentuó su debilidad, al tiempo que la minería siguió contrayéndose. En contraste, la actividad manufacturera continuó presentando una tendencia positiva, con lo cual persiste la recuperación registrada desde mediados de 2016. Con respecto al desempeño de las actividades terciarias, en el primer trimestre de 2017 se atenuó el ritmo de expansión del comercio, de los servicios de alojamiento temporal y preparación de alimentos, y de las actividades de transporte e información en medios masivos, si bien los servicios financieros e inmobiliarios siguieron mostrando un elevado dinamismo.

 

2.2. Evolución y perspectivas de la inflación

En la primera quincena de junio de 2017, la inflación general anual continuó aumentando, si bien a un menor ritmo que en periodos previos, al pasar de 5.82 por ciento en abril a 6.30 por ciento en la quincena referida.Este comportamiento se debió, en buena medida, a que el componente subyacente moderó su ritmo de expansión, toda vez que el no subyacente exhibió un mayor ritmo de crecimiento.

 

En efecto, si bien la depreciación del tipo de cambio desde mediados de 2014, los efectos indirectos asociados con la liberalización de los precios de los energéticos a partir de enero, así como el incremento del salario mínimo de inicios de año siguieron incidiendo al alza sobre la tasa de variación anual del componente subyacente, su ritmo de crecimiento comenzó a moderarse. Así, la inflación subyacente anual pasó de 4.72 a 4.82 por ciento entre abril y la primera quincena de junio de 2017. Durante este periodo, tanto la tasa de crecimiento anual de los precios de las mercancías alimenticias como la de las no alimenticias se incrementaron, si bien la primera atenuó su ritmo de crecimiento. Por su parte, la variación anual del subíndice de precios de los servicios disminuyó ligeramente, reflejando cierta corrección a la baja de los precios de los servicios turísticos respecto a los niveles que alcanzaron en abril, los cuales estuvieron influidos por el efecto calendario de la Semana Santa.

 

La inflación no subyacente anual aumentó de 9.25 por ciento en abril de 2017 a 11.07 por ciento en la primera quincena de junio. Este indicador continuó incrementándose debido a las alzas en las tarifas de transporte público que ocurrieron en varias localidades durante abril, destacando las de la Ciudad de México a finales de ese mes. Los aumentos en los precios de algunos productos agropecuarios también contribuyeron al incremento de la inflación no subyacente en el periodo referido.

 

Las medianas de las expectativas de inflación provenientes de la encuesta que levanta el Banco de México entre especialistas del sector privado continuaron reflejando el procesamiento de un aumento temporal en la inflación. Efectivamente, si bien las expectativas para horizontes de corto plazo se ajustaron nuevamente al alza, aunque en menor magnitud que en meses anteriores, aquellas para plazos mayores permanecieron estables. En particular, entre abril y mayo la mediana correspondiente a las expectativas de inflación general para el cierre de 2017 aumentó de 5.7 a 5.9 por ciento. Cabe destacar que, en contraste con encuestas pasadas, dicho incremento se debió al aumento de la expectativa implícita del componente no subyacente, que pasó de 8.7 a 9.5 por ciento, toda vez que la expectativa del componente subyacente se mantuvo sin cambios en 4.8 por ciento. Por su parte, las medianas correspondientes a las expectativas para el cierre de 2018 y 2019 continuaron ubicándose por debajo de 4.0 por ciento, en tanto que las de largo plazo permanecieron en niveles cercanos a 3.5 por ciento. Por lo que respecta a las expectativas de inflación implícitas en las cotizaciones de instrumentos de mercado para horizontes de largo plazo (extraídas de instrumentos gubernamentales con vencimiento a 10 años), estas prácticamente no se modificaron y continuaron ubicándose entre 3 y 4 por ciento. Asimismo, la prima por riesgo inflacionario asociada a ellas mostró un comportamiento similar, luego de haber registrado una disminución importante el mes anterior.

 

Como resultado del proceso de ajuste de la inflación ante diversos choques, tales como la depreciación de la moneda nacional desde mediados de 2014, la liberalización de los precios de los energéticos en enero de 2017 y el incremento en el salario mínimo, así como los incrementos en los precios de algunas tarifas de autotransporte y de productos agropecuarios que se presentaron más recientemente, se estima que en los próximos meses la inflación general anual alcance su nivel máximo, para después retomar una trayectoria descendente. Así, se espera que en 2017 la inflación general anual se sitúe por arriba de la cota superior del intervalo de variación de este Instituto Central, si bien se prevé que durante los últimos meses de ese año y durante todo 2018 retome una tendencia convergente hacia el objetivo de 3 por ciento y alcance dicho nivel hacia el último trimestre de ese año. Para la inflación subyacente se espera que en 2017 permanezca también por encima de dicho intervalo, pero significativamente por debajo de la trayectoria de la inflación general anual, y que a finales de 2017 y principios de 2018 reinicie una trayectoria convergente al objetivo de inflación del Banco de México. Las estimaciones referidas resultan de considerar distintos factores, entre los que destacan el desvanecimiento de los choques mencionados, la importante reversión que ha tenido el tipo de cambio en los últimos meses, cierta ampliación prevista a terreno negativo de la brecha del producto para los siguientes trimestres, y los importantes ajustes de política monetaria que se han aplicado desde diciembre de 2015 hasta el momento, cuyos efectos continuarán incidiendo sobre el comportamiento de la inflación en los próximos trimestres.

 

Las previsiones anteriores no están exentas de riesgos. Al alza, que ante la simultaneidad y magnitud de los choques que se han observado recientemente se presenten efectos de segundo orden sobre la inflación, reflejándose en incrementos en las expectativas. Que se presente una reversión en la apreciación que ha tenido la moneda nacional. Que se observen aumentos desproporcionados en los precios de los bienes agropecuarios, si bien el impacto de ello sobre la inflación tendería a ser transitorio. También, considerando que las condiciones del mercado laboral han venido estrechándose, la tendencia al alza de los costos laborales unitarios de la mano de obra podría comenzar a manifestarse en la inflación. A la baja, que se consolide aún más y se profundice la apreciación que ha tenido la moneda nacional en meses recientes. Que, en la medida en que se presenten reducciones en las referencias internacionales de los energéticos, los precios internos de estos también disminuyan. Que las reformas estructurales den lugar a reducciones en diversos precios de la economía. Finalmente, que la actividad económica nacional tenga una desaceleración mayor a la prevista, lo que reduciría aún más la posibilidad de que se presenten presiones inflacionarias provenientes de la demanda agregada y el mercado laboral.

 

3. DECISIÓN DE POLÍTICA MONETARIA

En este contexto, con el objeto de fortalecer el anclaje de las expectativas de inflación y reforzar la contribución de la política monetaria al proceso de convergencia de la inflación a su meta y considerando el incremento en el rango objetivo para la tasa de fondos federales por parte de la Reserva Federal en su decisión de junio, la mayoría de la Junta de Gobierno ha decidido aumentar el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día en 25 puntos base, a un nivel de 7.00 por ciento.  Un miembro votó por mantener en esta ocasión el objetivo para la tasa de interés de referencia sin cambio.

 

Hacia adelante, la Junta de Gobierno seguirá muy de cerca la evolución de todos los determinantes de la inflación y sus expectativas de mediano y largo plazo, en especial del traspaso potencial de las variaciones del tipo de cambio y de los incrementos en los precios de los energéticos al resto de los precios, así como a la evolución de la brecha del producto. También evaluará la posición monetaria relativa entre México y Estados Unidos. La mayoría de los miembros de la Junta de Gobierno considera que con el incremento anunciado, y tomando en cuenta la naturaleza transitoria de los choques que han impactado a las cifras de inflación, la información con la que actualmente cuenta, el horizonte de tiempo en el que operan cabalmente los canales de transmisión de la política monetaria, así como las previsiones que se tienen sobre la economía, el nivel alcanzado en la tasa de referencia es congruente con el proceso de convergencia eficiente de la inflación al objetivo de 3.00 por ciento. No obstante, ante los riesgos que siguen presentes, la Junta estará vigilante para asegurar que se mantenga una postura monetaria prudente.

 

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