ECONOMÍA: Reunión de la Junta de Gobierno del Banco de México, con motivo de la decisión de política monetaria anunciada (2 de agosto de 2018).

A continuación se presenta el resumen elaborado por GAEAP de la Minuta número 61 correspondiente a la Reunión de la Junta de Gobierno del Banco de México, con motivo de la decisión de política monetaria anunciada (2 de agosto de 2018). Al darle lectura a este documento queda muy claro lo que está sucediendo actualmente en la economía nacional e internacional.

1. EVOLUCIÓN ECONÓMICA Y FINANCIERA RECIENTE Y PERSPECTIVAS

La presente Sección fue elaborada por las Direcciones Generales de Investigación Económica y de Operaciones de Banca Central, ambas del Banco de México.

1.1. Actividad económica mundial

Los indicadores disponibles sugieren que la economía mundial ha continuado expandiéndose a un ritmo elevado, si bien se ha incrementado la divergencia en el desempeño de las principales economías avanzadas. En efecto, la economía de Estados Unidos aceleró su ritmo de crecimiento durante el segundo trimestre del año, mientras que las economías de la zona del euro, Japón y Reino Unido se expandieron a una tasa menor a la anticipada. A pesar de que el crecimiento de la demanda interna mantuvo su dinamismo en la mayoría de las economías, el comercio internacional se desaceleró y la confianza de los negocios empezó a reflejar los efectos de la incertidumbre asociada a la imposición de medidas arancelarias. Esta incertidumbre ha aumentado los riesgos para la economía global, tanto en el corto plazo como, en mayor medida, en el mediano plazo. A lo anterior se suma el riesgo de un apretamiento repentino en las condiciones financieras y de un escalamiento en las tensiones geopolíticas.

Estados Unidos

En Estados Unidos, el PIB creció a una tasa trimestral anualizada de 4.1% en el segundo trimestre del año, luego de un avance de 2.2% en el primero. La continua generación de empleo y la elevada confianza de los consumidores siguieron apoyando la expansión del gasto personal. Además, las exportaciones netas tuvieron una mayor contribución al crecimiento, resaltando el fuerte incremento de las exportaciones agrícolas, posiblemente en previsión a la entrada en vigor de los aranceles impuestos por China. Por su parte, la inversión de negocios mantuvo una fuerte expansión, en tanto que la inversión residencial siguió siendo moderada, después del repunte observado a finales del año pasado. En este entorno, si bien se prevé que el estímulo fiscal en Estados Unidos apoye la actividad económica en 2018 y 2019, se anticipa una desaceleración importante en la actividad en el mediano plazo, conforme este impulso se vaya desvaneciendo. Esto, aunado a la incertidumbre asociada a su política comercial, ha aumentado los riesgos para el panorama económico tanto de ese país, como de otras economías avanzadas y emergentes.

La producción industrial de Estados Unidos creció 0.6% en junio, después de retroceder 0.5% en mayo. Dicho repunte se debió principalmente a la recuperación de la producción manufacturera, la cual creció 0.8% en junio, luego de la contracción que registró el mes previo a causa de un accidente en una planta de autopartes. A su vez, la producción minera mantuvo la expansión que inició a finales de 2016. Lo anterior se vio contrarrestado por el debilitamiento en el suministro de electricidad y gas, actividad que disminuyó por segundo mes consecutivo. Por su parte, los índices de gerentes de compras sugieren que la actividad manufacturera continuará avanzando durante el tercer trimestre, a pesar de la fortaleza del dólar y de los mayores riesgos comerciales.

El mercado laboral en Estados Unidos continuó apretándose durante el segundo trimestre. En particular, en junio se generaron 213 mil nuevas plazas, ritmo mayor al necesario para absorber el crecimiento de la fuerza laboral. La tasa de desempleo se ubicó en 4%, alrededor de 0.5 puntos porcentuales por debajo de la tasa natural de desempleo.1 Adicionalmente, las tasas de contrataciones y de renuncias siguieron aumentando, al tiempo que se observaron crecientes dificultades para cubrir plazas. En este contexto, el crecimiento de los salarios ha venido repuntando.

Zona euro

En la zona del euro, el PIB mantuvo un ritmo de crecimiento moderado durante el segundo trimestre del año, al avanzar a una tasa anualizada de 1.4%, ritmo marginalmente inferior al observado en el primer trimestre. Dicha debilidad pudiera explicarse, en parte, por la presencia de factores transitorios, destacando las huelgas laborales registradas en Francia, así como, probablemente, un menor crecimiento de las exportaciones netas. En contraste, los indicadores disponibles sugieren que el consumo privado continuó siendo apoyado por las condiciones favorables del mercado laboral, al tiempo que la inversión siguió expandiéndose, respondiendo a las mayores ganancias de las empresas y a las condiciones financieras acomodaticias. En este entorno, la tasa de desempleo disminuyó a 8.3% en junio, mientras que el ritmo de crecimiento de los salarios aumentó, aunque de forma desigual entre países. No obstante, hacia adelante el balance de riesgos para el crecimiento de la región se ha deteriorado ante la incertidumbre que persiste en torno a las relaciones comerciales de la región tanto con Estados Unidos, como con el Reino Unido.

Japón

En Japón, los indicadores disponibles de consumo, inversión en equipo y comercio exterior son congruentes con un crecimiento moderado de la economía en el segundo trimestre del año, luego de que la actividad económica se contrajera 0.6% en el primero, debido, en gran medida, a factores transitorios. En este entorno, la tasa de desempleo alcanzó en mayo el nivel más bajo desde 1992. No obstante, los indicadores prospectivos, tales como los índices de gerentes de compras, continuaron disminuyendo en julio, reflejando las expectativas de una menor demanda externa y los mayores riesgos asociados a la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos.

Economías emergentes

La mayoría de las economías emergentes continuaron expandiéndose a un ritmo elevado durante el segundo trimestre del año, aunque de manera diferenciada, reflejando los efectos asimétricos del aumento en los precios de las materias primas y el apretamiento de las condiciones financieras. Destaca que el crecimiento de la economía china se desaceleró ligeramente durante el segundo trimestre, en un entorno en el que el balance de riesgos para el crecimiento en ese país se ha deteriorado ante el menor ritmo de expansión del crédito y la incertidumbre por el escalamiento en las disputas comerciales con Estados Unidos. Cabe señalar que esto último también podría tener un efecto negativo sobre otras economías de Asia debido a la fuerte integración de las cadenas productivas en la región.

En general, los precios internacionales de las materias primas disminuyeron en las últimas semanas. Por un lado, después de que los precios del petróleo aumentaran como resultado de la caída de producción en Libia y Venezuela y la incertidumbre asociada a la imposición de sanciones por parte de Estados Unidos a las exportaciones de crudo de Irán, estos registraron una fuerte reducción ante la posibilidad de que Arabia Saudita y Rusia incrementen sus niveles de producción y de que Estados Unidos utilice su reserva estratégica de petróleo para abastecer al mercado. A su vez, los precios de los metales industriales tuvieron una caída a causa de las crecientes tensiones comerciales entre Estados Unidos y China y su potencial impacto sobre el crecimiento económico del país asiático. Finalmente, los precios de los granos mostraron un comportamiento errático derivado tanto de condiciones climatológicas desfavorables, como de la imposición de aranceles por parte de China a diversos granos provenientes de Estados Unidos.

1.2. Política monetaria y mercados financieros internacionales

La menor holgura en los mercados laborales de las economías avanzadas y los mayores precios de los alimentos y de la energía han contribuido a un aumento gradual de la inflación, si bien se aprecian diferencias significativas entre países. En particular, la inflación mostró un incremento en Estados Unidos, al disiparse algunos factores transitorios que la mantuvieron baja durante el último año, particularmente en el rubro de tarifas de telecomunicaciones. En la zona del euro y Japón, la inflación subyacente y las expectativas de inflación se mantienen bajas, a pesar de que la disminución del grado de holgura en sus mercados laborales se ha reflejado en un aumento en los salarios.

En este contexto, se prevé que los bancos centrales de las principales economías avanzadas continúen con un proceso gradual hacia una postura monetaria más neutral, si bien se anticipa una mayor divergencia en la velocidad en la que podrían ajustar sus políticas. En efecto, se espera que la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra y el Banco de Canadá sigan elevando su tasa de referencia en los próximos meses, al tiempo que se anticipa que el Banco Central Europeo y el Banco de Japón sean más cautelosos en el proceso de normalización de su política monetaria.

En su reunión de julio, conforme a lo anticipado, la Reserva Federal mantuvo sin cambio su tasa de referencia en un rango de entre 1.75% y 2%. No obstante, reiteró que espera que el proceso de alza de tasas continúe de forma gradual y sea consistente con la expectativa de una expansión sostenida de la economía, un mayor apretamiento del mercado laboral y la convergencia de la inflación a la meta simétrica de 2%. En este contexto, los indicadores de mercado descuentan casi por completo que dicho banco central eleve su tasa objetivo 25 puntos base en su reunión de septiembre e incorporan la posibilidad de que se dé un incremento adicional por la misma magnitud antes de que finalice el año.

Por su parte, el Banco Central de Canadá elevó en su reunión de julio su tasa de referencia 25 puntos base a 1.5%, tal y como era esperado. Ese instituto central indicó que la economía continúa operando cerca de su capacidad y reiteró que continuará con el incremento gradual de la tasa de referencia para mantener la inflación cerca de su objetivo. Así, se espera que la tasa de política monetaria aumente a 1.75% antes de que finalice 2018.

En su reunión de agosto, el Banco de Inglaterra elevó su tasa de interés de referencia en 0.25 puntos porcentuales, para situarla en 0.75%. El Comité de Política Monetaria destacó en su comunicado la necesidad de un mayor apretamiento de su postura monetaria en los próximos años para asegurar que la inflación regrese hacia su meta de 2%. No obstante, dicha institución reiteró que el proceso de alza de tasas seguirá siendo gradual y limitado, sujeto a que la evolución de la economía sea congruente con sus proyecciones. En particular, elevó su pronóstico de crecimiento para lo que resta de 2018 y 2019, mientras que continúa esperando que la inflación se mantenga por encima de su meta al menos hasta 2020, reiterando que el panorama económico pudiera verse afectado por la respuesta de los agentes económicos al desarrollo de las negociaciones respecto a la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

En su reunión de julio, el Banco Central Europeo (BCE) mantuvo sin cambio su tasa de referencia y su guía futura, al reiterar que las tasas de interés se mantendrían en sus niveles actuales al menos hasta el verano de 2019, o hasta que sea necesario para asegurar que la inflación converja de manera sostenida hacia su meta. Adicionalmente, el BCE confirmó que continuará comprando activos por un monto mensual de 30 mil millones de euros hasta finales de septiembre y que, sujeto a la evolución de las cifras económicas, anticipa reducir dichas compras a 15 mil millones de euros a partir de esa fecha y hasta diciembre de este año, cuando estima finalizaría dicho programa. Adicionalmente, su comunicado enfatizó que, a pesar de la elevada incertidumbre sobre el comercio global, la información disponible muestra que el crecimiento de la región siguió siendo elevado y generalizado. Destacó que, si bien la inflación se ha mantenido débil, las presiones en costos han aumentado ante el apretamiento de sus mercados laborales y los elevados niveles de utilización de la capacidad instalada, con lo que reflejó su confianza de que la inflación continúe convergiendo hacia su meta. De tal forma, las expectativas de política monetaria implícitas en instrumentos de mercado siguen anticipando que el primer aumento en la tasa de referencia ocurra en el tercer trimestre de 2019.

Finalmente, el Banco de Japón confirmó que mantendrá una política monetaria altamente acomodaticia por el tiempo que sea necesario para alcanzar su objetivo de estabilidad de precios. En efecto, dicha institución mantuvo su tasa de referencia de corto plazo en -0.1% y la de largo plazo, ligada al bono de 10 años, en 0%. Además, enfatizó que dichas tasas se mantendrán en los niveles actuales por un periodo prolongado. Asimismo, modificó algunos aspectos de su programa de compra de activos y de su política de control de la curva de rendimiento para hacerlos más sustentables en el largo plazo y para mitigar los efectos negativos de estas medidas sobre el funcionamiento de sus mercados.

En las economías emergentes, la inflación general siguió aumentando debido a factores como la reciente depreciación de sus divisas, el aumento en los precios de la energía, o la menor holgura en sus economías, si bien en la mayoría de los casos se ubicó aún por debajo de la meta de sus respectivos bancos centrales. En este sentido, Filipinas, Indonesia y República Checa elevaron sus tasas de política monetaria y se anticipa que en los próximos meses otros bancos centrales adopten una postura más restrictiva en caso de un mayor deterioro en el balance de riesgos para la inflación.

En el caso particular de China, aunque la tasa de referencia permaneció sin cambio, el Banco Central disminuyó los requerimientos de reserva a bancos comerciales y amplió el acceso a su facilidad de préstamo de mediano plazo, con el objetivo de estimular el otorgamiento de crédito a pequeñas y medianas empresas y, con ello, hacer frente a una potencial desaceleración económica en su país. Adicionalmente, las autoridades anunciaron un paquete de estímulo fiscal orientado a contrarrestar los efectos adversos de la incertidumbre proveniente del exterior sobre la actividad económica.

En este contexto, los mercados financieros internacionales mostraron episodios de volatilidad, así como una elevada sensibilidad a la intensificación de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y otros países del mundo y a la implicación que ello pudiera tener sobre el crecimiento económico global. De tal modo, los activos de mercados emergentes, así como los más sensibles al entorno de mayor proteccionismo, mostraron un comportamiento negativo, especialmente en Asia, destacando la caída de los índices accionarios en China, así como la depreciación del renminbi. Adicionalmente, los precios de las acciones del sector automotriz disminuyeron significativamente ante la posibilidad de que Estados Unidos imponga aranceles a la importación de vehículos, al tiempo que los precios de metales industriales se ajustaron a la baja ante el posible debilitamiento de la actividad económica y la consecuente disminución de la demanda por materias primas.

En las economías avanzadas, los índices accionarios y tipos de cambio mostraron pocas variaciones, si bien los mercados accionarios en Estados Unidos mantuvieron una tendencia alcista, apoyados por el buen dinamismo de la actividad económica y por las sólidas utilidades generadas por las empresas durante el segundo trimestre, las cuales reflejaron los beneficios de la reciente reforma tributaria en ese país. Asimismo, los instrumentos de renta fija presentaron cambios acotados, aunque en el caso de Estados Unidos las tasas de interés de corto plazo siguieron aumentando más que las de largo plazo, acrecentando el aplanamiento en la curva de rendimiento y elevando las preocupaciones de algunos inversionistas sobre la madurez del ciclo económico.

En las economías emergentes, los precios de los activos financieros presentaron un comportamiento negativo, tanto por las tensiones comerciales, como por factores idiosincrásicos, lo que afectó especialmente a Argentina, Turquía y a economías de la región asiática. En este contexto, se continuó observando una disminución en los flujos de capital hacia este grupo de economías, si bien los flujos acumulados durante el año continúan siendo positivos.

Hacia adelante, persisten factores de riesgo que podrían generar nuevamente volatilidad en los mercados. En particular, en las últimas semanas se observó un escalamiento de las políticas proteccionistas que, de continuar, podría provocar un ajuste abrupto en los mercados financieros y una desaceleración del comercio y la inversión internacional, poniendo en riesgo la fase de expansión actual. A ello se suma la posibilidad de un ritmo de normalización de la política monetaria en economías avanzadas más rápido de lo esperado por los mercados financieros. Además, la alta valuación de algunos activos financieros, el elevado apalancamiento de los hogares y de las empresas en algunos países, y diversos factores geopolíticos siguen siendo elementos de riesgo.

 

2. EVOLUCIÓN DE LA ECONOMÍA MEXICANA

2.1. Mercados en México

En las semanas posteriores a la última decisión de política monetaria del Banco de México, el peso mexicano registró una apreciación de 10.7%, destacando como la divisa con el mejor desempeño frente al dólar durante el periodo. De esta forma, la moneda nacional revirtió en su totalidad la depreciación que había acumulado en los últimos meses y presentó una apreciación de 6.1% en lo que va del año. Este comportamiento se observó tras las elecciones presidenciales y legislativas en México y como consecuencia de una mejor perspectiva respecto a las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). El aumento de 25 puntos base (pb) en la tasa de política monetaria llevado a cabo por el Banco de México en su decisión de junio también contribuyó a la apreciación de la divisa nacional.

En este contexto, las condiciones de operación en el mercado cambiario, incluyendo la liquidez y la profundidad, presentaron una ligera mejora respecto a lo observado durante junio. A su vez, la volatilidad implícita en las opciones de tipo de cambio del peso respecto al dólar mostró decrementos importantes, particularmente en los vencimientos menores a tres meses. Lo anterior estuvo acompañado de un incremento en las posiciones cambiarias en derivados a favor del peso mexicano, primordialmente de inversionistas extranjeros con un horizonte de inversión de corto plazo. Respecto a las expectativas de tipo de cambio, los analistas de diversas instituciones financieras modificaron sus previsiones de 18.95 a 19.00 pesos por dólar para el cierre de 2018 y de 18.62 a 18.80 pesos por dólar para el cierre de 2019.

Por su parte, desde el último anuncio de política monetaria a la fecha, la curva de rendimientos de valores gubernamentales presentó un desempeño positivo, siendo las tasas de rendimiento de los instrumentos con menor plazo las que presentaron los mayores decrementos (hasta 27 puntos base). Cabe señalar que el ajuste en el mercado de tasas de interés de nuestro país se presentó en un contexto en el que las condiciones de operación del mercado de renta fija se mantuvieron estables. Adicionalmente, destacaron durante el periodo los flujos de entrada por parte de inversionistas extranjeros hacia activos denominados en pesos, particularmente hacia instrumentos de deuda con vencimientos de mediano plazo.

Finalmente, las expectativas sobre el nivel de la tasa de referencia de política monetaria implícitas en la estructura de la curva de rendimientos se ubicaron en niveles de 7.76% para la decisión del mes de agosto y de 8.02% para el cierre del año. A su vez, el consenso de los principales analistas económicos no espera un cambio en el nivel de la tasa de política monetaria en la decisión de agosto y anticipa que esta finalice el año en niveles de 7.75%.

 

2.2. Actividad económica y determinantes de la inflación

De acuerdo con la estimación oportuna del PIB publicada por el INEGI, en el segundo trimestre de 2018 la actividad económica presentó una contracción. Esto contrasta con la reactivación que se había observado en el último trimestre de 2017 y el primero de 2018 y reflejó, en parte, la reversión del dinamismo que había mostrado la inversión, especialmente en el rubro de construcción, y un debilitamiento de las exportaciones. En cambio, el consumo privado mantuvo una tendencia positiva.

En efecto, en el periodo abril - junio de 2018 las exportaciones manufactureras mostraron cierta desaceleración con relación al trimestre previo como reflejo, principalmente, de la contracción que presentaron las exportaciones automotrices, toda vez que las no automotrices mantuvieron una trayectoria creciente. Por destino de las exportaciones, las dirigidas a Estados Unidos siguieron expandiéndose, si bien a un menor ritmo, al tiempo que las canalizadas al resto del mundo exhibieron un incipiente cambio de tendencia negativo. Con respecto a la evolución de la demanda interna, no obstante la disminución que el consumo privado registró en abril de acuerdo con su indicador mensual, este mantuvo una tendencia positiva. A su vez, se observó un comportamiento mixto en algunos indicadores más oportunos del consumo, aunque de menor cobertura. En particular, en el mes de mayo los ingresos en establecimientos comerciales al por menor conservaron el dinamismo que habían venido presentando desde principios de año. En contraste, hacia finales del segundo trimestre de 2018 se prolongó la atonía de las ventas de vehículos ligeros. Por su parte, entre marzo y abril de 2018 la inversión exhibió una pérdida de dinamismo respecto a la recuperación observada a finales de 2017 e inicios de 2018, explicada tanto por el desvanecimiento del repunte que la construcción había presentado en los meses previos, como por un incipiente cambio de tendencia en el gasto en maquinaria y equipo.

Por el lado de la producción, en el segundo trimestre de 2018 las actividades secundarias volvieron a presentar debilidad, luego del repunte observado a finales de 2017 y principios de 2018, en tanto que las actividades primarias mostraron una fuerte contracción, al tiempo que las actividades terciarias exhibieron una desaceleración respecto al dinamismo que habían venido registrando en los trimestres previos. Al interior de la actividad industrial, en el bimestre abril – mayo de 2018 se mantuvo la tendencia negativa en la minería, al tiempo que se revirtió el repunte que se observó en la construcción entre diciembre de 2017 y febrero de 2018. En contraste, la producción manufacturera exhibió una incipiente recuperación. En cuanto al comportamiento de los servicios, la desaceleración que se registró reflejó, principalmente, el débil desempeño de los rubros de comercio y de esparcimiento y otros servicios, toda vez que los servicios de transporte e información en medios masivos; servicios financieros e inmobiliarios; actividades del gobierno; servicios profesionales, corporativos y de apoyo a los negocios continuaron presentando avances.

Con respecto a la posición cíclica de la economía, diversos indicadores de las condiciones de holgura sugieren que estas se relajaron en el segundo trimestre de 2018. En particular, derivado de la contracción del PIB en el periodo abril – junio, la brecha positiva del producto que excluye al sector petrolero se contrajo, situándose cercana a cero. En relación a las condiciones del mercado laboral, tanto la tasa de desocupación urbana, como la nacional, continuaron ubicándose en niveles bajos. A su vez, el número de puestos de trabajo afiliados al IMSS mantuvo una tendencia positiva, si bien se observó cierta moderación en su dinamismo. Por su parte, con información al primer trimestre de 2018, los costos unitarios de la mano de obra en términos reales para la economía en su conjunto registraron un nivel similar al observado en el último trimestre de 2017, en tanto que en mayo el costo unitario de la mano de obra en el sector manufacturero siguió exhibiendo una tendencia creciente.

Al cierre del segundo trimestre de 2018, el financiamiento al sector privado continuó mostrando un mayor dinamismo en su crecimiento real anual con respecto al cierre de 2017. Ello, en gran medida, derivado de un mayor ritmo de expansión del financiamiento interno a las empresas, particularmente a las grandes, toda vez que el crédito a las pymes continuó expandiéndose moderadamente. Por su parte, el crédito a los hogares siguió creciendo a tasas bajas, aunque mayores que las registradas al cierre de 2017. Lo anterior, en un contexto en el que los costos del financiamiento se situaron en niveles superiores a los observados en promedio en 2017 y, en general, no presentaron cambios significativos con respecto al trimestre previo. Además, los índices de morosidad del crédito a las empresas y a la vivienda se han mantenido en niveles bajos y estables, con excepción de los correspondientes a la cartera de crédito al consumo, los cuales, si bien continúan en niveles relativamente elevados, han mostrado indicios de haber detenido su deterioro. Lo anterior sugiere la ausencia de presiones de demanda en el mercado de fondos prestables.

2.3. Comportamiento y perspectivas de la inflación

En la primera quincena de julio, la inflación general anual aumentó, al registrar una tasa anual de 4.85%, después de que en mayo y junio se situara en tasas de 4.51 y 4.65%, respectivamente. Dichos incrementos estuvieron asociados a la materialización de algunos de los riesgos al alza que se venían señalando, derivados de incrementos mayores a los previstos en los precios de los energéticos, lo cual condujo a aumentos importantes en la inflación no subyacente.

En mayo y en junio, la inflación subyacente anual alcanzó 3.69 y 3.62%, respectivamente. La reducción que se observó en este indicador en esos meses fue resultado, principalmente, de una disminución en la tasa de variación anual de los precios de las mercancías. Posteriormente, en la primera quincena de julio la inflación subyacente anual se ubicó en 3.64%. El hecho de que la inflación subyacente dejara de disminuir en ese mes parece estar asociado, en parte, a los efectos indirectos de los incrementos en los precios de los energéticos. Así, en la primera quincena de julio, la tasa de variación de los precios de las mercancías mostró un repunte, el cual fue ligeramente más notorio en el caso de las mercancías no alimenticias. Por su parte, el subíndice de precios de los servicios exhibió una moderada disminución en su tasa de crecimiento anual.

La inflación no subyacente anual continuó aumentando, al registrar niveles de 6.99, 7.79 y 8.52% en mayo, junio y la primera quincena de julio, respectivamente. Al respecto, destacaron las elevadas tasas de crecimiento anual que exhibieron los precios de los energéticos, particularmente las del gas L.P. y las de las gasolinas. Lo anterior fue parcialmente contrarrestado con los bajos niveles de inflación del subíndice de precios de productos agropecuarios.

Las medianas de las expectativas de inflación de corto plazo provenientes de la encuesta que levanta el Banco de México entre especialistas del sector privado mostraron incrementos entre mayo y julio. Al respecto, destaca el incremento registrado en la correspondiente a la inflación general para el cierre de 2018, luego de que los datos recientemente observados de la inflación –en particular en lo correspondiente a su componente no subyacente– se ubicaron por arriba de las expectativas de los analistas. Así, las medianas de las expectativas de inflación general para el cierre de 2018 y 2019 se ajustaron de 3.94 a 4.25% y de 3.55 a 3.60%, respectivamente. En contraste, las correspondientes a los próximos 12 meses, con referencia tanto al mes del levantamiento de la encuesta, como al siguiente, se ajustaron a la baja de 3.90 a 3.85% y de 3.90 a 3.80%, respectivamente. Por su parte, las medianas correspondientes a las expectativas para el mediano y largo plazo se mantuvieron estables en 3.5 por ciento. Por lo que respecta a las expectativas de inflación implícitas en las cotizaciones de instrumentos de mercado para horizontes de largo plazo (extraídas de instrumentos gubernamentales con vencimiento a 10 años), estas permanecieron sin cambios, ubicándose en niveles cercanos a 3.5%. Por su parte, la prima por riesgo inflacionario registró un incremento en el periodo antes mencionado.

Considerando que se han observado incrementos mayores a los previstos en los precios de los energéticos, principalmente de la gasolina y del gas L.P., se espera que la trayectoria prevista para la inflación general se vea afectada para los siguientes doce meses, si bien se anticipa que este efecto sea transitorio. En cambio, se estima que la inflación subyacente continúe mostrando una tendencia descendente. Entre los riesgos que enfrenta la inflación, destacan los siguientes. Al alza, que la cotización de la moneda nacional enfrente presiones en respuesta tanto al entorno de mayores tasas de interés externas y de fortaleza del dólar, como a elementos de incertidumbre que continúan presentes tanto en el ámbito externo, como en el interno, como la renegociación del TLCAN. De igual forma, que ocurran incrementos adicionales en los precios de algunos energéticos o aumentos en los precios de los bienes agropecuarios. También, que las acciones de política de comercio exterior de Estados Unidos den lugar a un escalamiento de medidas proteccionistas y compensatorias que afecten adversamente el comportamiento de la inflación. A la baja, sobresale una posible apreciación de la moneda nacional en caso de que se logre un resultado favorable de las negociaciones del TLCAN.

3. DECISIÓN DE POLÍTICA MONETARIA

Como se establece en el comunicado de política monetaria de fecha 2 de agosto de 2018, para guiar sus acciones de política monetaria, la Junta de Gobierno da seguimiento cercano a la evolución de la inflación respecto a su trayectoria prevista, considerando la postura monetaria adoptada y el horizonte en el que esta opera, así como la información disponible de los determinantes de la inflación y sus expectativas de mediano y largo plazos, incluyendo el balance de riesgos para estos. Considerando el comportamiento reciente de la economía, en particular, que la naturaleza de los choques que han afectado recientemente a la inflación es de carácter transitorio, y que la tendencia esperada de la inflación subyacente continúa siendo descendente, la Junta de Gobierno decidió por unanimidad mantener el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día en un nivel de 7.75%.

Hacia adelante, la Junta mantendrá una postura monetaria prudente y continuará dando un seguimiento especial al traspaso potencial de las variaciones del tipo de cambio a los precios, a la posición monetaria relativa entre México y Estados Unidos, así como a la evolución de las condiciones de holgura en la economía. Ante la presencia y posible persistencia de factores que, por su naturaleza, impliquen un riesgo para la inflación y sus expectativas, la política monetaria se ajustará de manera oportuna y firme para lograr la convergencia de esta a su objetivo de 3%, así como para fortalecer el anclaje de las expectativas de inflación de mediano y largo plazos para que estas alcancen dicha meta.

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