COLUMNA: El impacto del inminente incremento al salario mínimo.

El salario mínimo en México es actualmente de 88.36 pesos diarios, lo que equivale a 2,686 pesos al mes. No es necesario decir que es una cantidad de dinero con la cual es imposible comprar los elementos básicos indispensables para llevar una vida digna. Prácticamente cualquier empresario formal con quien dialogas reconoce que el salario mínimo es muy bajo y que por esa razón las percepciones efectivamente pagadas están por encima del salario mínimo.

De acuerdo a análisis elaborados por GAEAP, utilizando datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) de INEGI, el salario promedio diario en México es de 190.92 pesos, lo que equivale a 2.16 salarios mínimos. Al tipo de cambio vigente al momento de escribir estas líneas, esto implica que la persona ocupada promedio en México gana apenas 9.83 dólares al día.

El tema de los ingresos de la población ocupada en México fue un asunto controversial en el proceso de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el cual será transformado en T-MEC una vez que éste sea ratificado por los cuerpos legislativos de los tres países que lo conforman. Es un tema por el cual diversos políticos y analistas estadounidenses nos critican ya que consideran que es nuestra única fuente de competitividad y que en los bajos salarios sentamos toda nuestra estrategia de atracción de inversiones y para robarles sus empleos manufactureros. Es un asunto que además ha preocupado al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y a su equipo de transición, por lo que en diversas ocasiones han manifestado que una vez que lleguen al poder harán los ajustes correspondientes para mejorar los niveles de ingreso de la población ocupada.

En este sentido, la próxima Secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, declaró recientemente para la agencia de noticias Reuters, que planean aumentar el salario mínimo, a partir del 1 de enero de 2019, de los actuales 2,686 pesos al mes a 3,120 pesos al mes, lo que representa un incremento de 16.15%, o bien pasar de 88.36 a 102.63 pesos diarios. Esta propuesta parece razonable y en principio no ocasionaría grandes problemas para la mayoría de las empresas formales, ya que como se ha dicho, la mayoría paga sueldos por encima de los dos salarios mínimos. Sin embargo, también sabemos que hay empresas como restaurantes, bares, estaciones de servicio de gasolina, entre otros, en donde los patrones pagan el salario mínimo dado que los empleados obtienen la mayor parte de sus ingresos por propinas. A este tipo de empresas que son formales y pagan el salario mínimo, si les podría generar una afectación.

Por ejemplo, un restaurante que tenga 20 meseros a los que les paga el salario mínimo, pues la propuesta de Luisa María Alcalde le ocasionaría un aumento mensual en su nómina de 8,680 pesos más los correspondientes incrementos en carga social por cuotas al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Lo podríamos redondear en un incremento de unos 11,500 pesos al mes o unos 138 mil pesos al año. No se aprecia un impacto muy fuerte, pero habría que ver caso por caso. En este sentido, sería conveniente que las empresas comiencen a hacer ejercicios de simulación para ver cómo les podría afectar este posible aumento de 16.15% al salario mínimo.

En este contexto de querer mejorar los salarios mínimos, hemos escuchado otras propuestas de incrementos mucho más radicales, como la que se acaba de aprobar en el Senado de la República. Sucede que hace unos días, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) propuso al pleno de dicho cuerpo legislativo un exhorto dirigido a la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasemi) para que fije el salario mínimo 2019 en 176.72 pesos, que es una cantidad 100% superior al salario mínimo diario vigente actualmente.

Esta propuesta parece más un exhorto demagogo y sin duda está sustentada en ideas y conceptos equivocados, los cuales abordaré brevemente a continuación:

En primer lugar, el establecer un salario mínimo del doble del actual es algo que afectará únicamente a las empresas formales y que tienen a sus trabajadores registrados en el IMSS. Es decir, para las personas que trabajan en la economía informal, ya sea en actividades de autoempleo o para un patrón informal (aproximadamente el 60% del total nacional), el subir el salario mínimo de ley al doble les será irrelevante. Esto se debe a que aunque suba el salario mínimo al doble, pues un bolero en la calle no necesariamente aumentará sus percepciones, mientras que para los que trabajan para un patrón informal, pues no es que vayan a ir a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) a denunciar a su patrón porque no les paga lo estipulado en la ley. Hay que insistir en el hecho de que en México el 60% de la población ocupada labora en la informalidad.   

Segundo, el hecho de que el ingreso promedio de la población ocupada es actualmente de 2.16 salarios mínimos, no significa que oficializar el salario mínimo al doble del actual, no vaya tener repercusiones en las finanzas y los costos de muchas empresas. Hay que tomar en cuenta que el incremento del salario mínimo se aplica al salario base, y no a la percepción total. Es decir, puede haber personas que son encuestadas por el INEGI y dicen que ganan 190 pesos diarios, pero de ese total no todo es salario, ya que en ese concepto hay bonos, premios, estímulos, entre otros, que hacen que el ingreso sea de 190 pesos, pero no necesariamente es salario. Entonces en esta situación hipotética el salario tal vez es de 150 pesos y los otros 40 que recibe son los demás conceptos. Pues a esta empresa si le afectaría el aumento del salario mínimo al doble. 

Para muchos, este tipo de exhortos y pronunciamientos como los del PRD y que aprobó el pleno del Senado, no son algo de lo que debamos preocuparnos ya que consideran que es poco probable que se materialicen. Y pues sí, es poco probable que en 2019 el salario mínimo para todo el territorio nacional sea del doble de lo que es ahora. Sin embargo, hay una región del país donde si va a aumentar al doble, y poco se ha estudiado el impacto que esto tendrá para la región y para la economía nacional en su conjunto.

Sucede que el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, desde que estaba en campaña prometió a los habitantes de la franja fronteriza norte del país (de la frontera hasta 30 km dentro del territorio nacional) que a partir del 1 de enero de 2019, aumentará al doble el salario mínimo. Como ya se dijo, esto implica que si actualmente el salario mínimo del país es de 88.36 pesos por día, pues para el 2019 será de 176.72 pesos, aunque no se ha especificado si se piensa que aumente al doble respecto al actual o si será el doble respecto al vigente en el resto del territorio nacional a partir del 1 de enero, que en el caso de lo dicho por Luisa María Alcalde, implica que el salario mínimo en la frontera norte podría ser de hasta 205.26 pesos a día.

Diversos analistas y miembros del equipo de transición de López Obrador han dicho que este incremento del salario mínimo no tendrá mayores repercusiones negativas para las empresas de la franja fronteriza por dos razones: 1. La mayor parte de la población ocupada en dicha zona gana más de dos salarios mínimos actuales por día, y 2. El mayor costo para las empresas será compensado por la disminución de la tasa del Impuesto Sobre la Renta (ISR) al 20%.

Lo de que no habrá afectación es parcialmente cierto, ya que efectivamente las empresas que generan utilidades podrán compensar los mayores costos de mano de obra con una menor tasa de ISR, pero de igual manera, se tiene que analizar caso por caso para conocer la afectación potencial. Sin embargo, de acuerdo con análisis que me compartieron los directivos de las empresas I-Xport y SmartDatum, así como de la asociación INCOMEX, de la ciudad de Tijuana, BC, si habrá una afectación fuerte para las empresas maquiladoras, las cuales no son sujetas de ese menor ISR de 20%.

Los análisis que me compartieron indican que la afectación para las empresas maquiladoras será de aproximadamente un millón de dólares por cada 1,000 empleados al año. Estos mayores costos surgen por lo que señalaba líneas arriba en el sentido de que se debe distinguir el salario base de lo que son los ingresos del trabajador, y el impacto que el aumento tendrá en los costos una mayor carga social.

Aquí lo importante es analizar cómo es que este aumento del salario mínimo al doble, en la frontera norte, afectará las decisiones de las plantas maquiladoras. ¿Se mudarán a parques industriales que estén más allá de los 30 kilómetros estipulados en la franja fronteriza? ¿Se regresarán a su país de origen?  ¿Se mudarán a otros estados del país? Este es un tema por demás relevante, pero creo que se ha estudiado muy poco y en este sentido, los análisis hechos por las empresas arriba mencionadas deben difundirse antes de que se le ocasione un daño a dicha región del país. Otro aspecto a tomar en cuenta es que lo que suceda con la economía de la franja norte probablemente dará la pauta para que eventualmente se establezca un salario mínimo mucho más alto para el resto del país. Habrá que estar atentos.

Obviamente este tema da para escribir mucho más y lo aquí plasmado es sólo un bosquejo de asuntos que debemos atender. Sin embargo, quisiera concluir diciendo que la teoría económica y la historia nos muestran que los países exitosos tienen incrementos de sus salarios aparejados a los aumentos de la productividad de la mano de obra. Cualquier aumento al salario por decreto será inflacionario si  no se acompaña con trabajadores más productivos, lo cual no es sólo un tema de actitud de las personas, sino que se requiere mayor inversión en maquinaria y equipo, así como mejores esquemas de capacitación para el trabajo.

Director General GAEAP*
alejandro@gaeap.com

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