Si hubiese un campeonato mundial en materia económica, México iría perdiendo por goliza los diferentes partidos que le tocara jugar. En la relación comercial con Asia perderíamos un hipotético 12 a 0, en materia de incentivos fiscales a la inversión productiva otra goliza 7 a 1, en combate al contrabando y la subvaluación terrible derrota 10 a 0, y así sucesivamente en todos los temas que son indispensables para que el país pueda crecer y desarrollarse.
Esta analogía la utilizo para ilustrar que México no está haciendo las cosas que se requieren para generar los 1.2 millones de empleos anuales que se requieren (pasar a octavos de final), tampoco para crecer en su PIB a una tasa sostenida del 5% anual (pasar a cuartos de final), mucho menos para disminuir año con año los lacerantes niveles de pobreza extrema (pasar a semifinales), y desde luego para convertirnos en potencia económica mundial (llegar a la final).
Estamos cerca de que concluya junio, ya se nos fue la mitad del año, pasan los días y vemos que las autoridades del gobierno federal, tanto en las Secretarías de Hacienda y de Economía, siguen sin hacer los cambios que se requieren para remediar nuestro pobre desempeño económico, de manera que se siguen sumando voces que sentencian que este será otro año perdido para México.
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