MÉXICO: La complejidad de las decisiones de política monetaria

El viernes 29 de enero el Banco de México presentó su Programa Monetario 2016, en el que reitera 

su compromiso con el mandato constitucional que lo rige en el sentido de crear un ambiente de 

estabilidad de precios y, para de esta manera “generar un entorno más propicio para la inversión y 

para alcanzar tasas de crecimiento más aceleradas.”

En el documento presentado, el banco central reconoce que “procurar la estabilidad del poder 

adquisitivo de la moneda nacional no es un objetivo que se contraponga al crecimiento económico, a 

la creación de puestos de trabajo y, en términos generales, a una mejora en el bienestar de la 

población.”  Este enunciado es un gran avance en la concepción que tiene el Banxico de lo que debe 

ser su función, ya que si bien su mandato constitucional está limitado a mantener el poder adquisitivo 

de la moneda, acepta que las decisiones que toma tienen un gran impacto en la actividad económica 

y en la creación de empleos.

El documento agrega que durante 2016 su Junta de Gobierno permanecerá atenta a la evolución de 

todos los determinantes de la inflación, y de sus expectativas para horizontes de mediano y largo 

plazo, tanto de índole externa como interna. En particular, prestará atención a las decisiones de 

política monetaria en los Estados Unidos, al efecto que tenga la depreciación del peso en la inflación, 

así como a la evolución de la producción y el empleo nacionales. Todo ello con el fin de tomar las 

medidas necesarias para lograr que la inflación se mantenga en torno a su objetivo de 3 por ciento.

En este contexto, el mismo viernes 29, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a 

conocer los  resultados de la Estimación Oportuna del Producto Interno Bruto (PIB) Trimestral 

correspondientes al cuarto trimestre de 2015. Si bien es un dato preliminar, se estima que el PIB de 

México creció 2.5% el año que recién concluyó, la tasa más elevada desde que inició el actual 

sexenio del gobierno federal (creció 1.3% en 2013 y 2.3% en 2014). 

El crecimiento del PIB mexicano en 2015 fue producto de incrementos de 3.1% en las actividades 

primarias (actividades agrícolas), de 1.0% en las secundarias (industria) y de 3.2% en las terciarias 

(comercio y servicios), lo que confirma que efectivamente el motor del incipiente crecimiento 

económico es la demanda interna. Y esto es lógico a la luz de que en 2015 las exportaciones totales 

de nuestro país cayeron 4.1%, producto de una disminución de las exportaciones petroleras de 45.0% 

y una caída de 1.1% en las exportaciones manufactureras no automotrices.

La debilidad del sector externo mexicano se debe a que la economía de Estados Unidos continúa 

mostrando debilidad en su sector industrial; y es que el mismo viernes 29 también se dio a conocer 

por parte del Departamento de Comercio de dicha nación que su PIB aumentó apenas 0.7% en el 

cuarto trimestre de 2015, cifra inferior a la esperada por analistas y muy por debajo del 2.0% 

observado en el trimestre inmediato anterior. Con este dato Estados Unidos habría crecido en 2015 a 

una tasa anual de 1.8%, tasa inferior al 2.4% observado en 2014, y evidentemente inferior a la del 

PIB mexicano.

La debilidad de la economía estadounidense se explica en parte por la fortaleza del dólar respecto a 

prácticamente todas las monedas del mundo; y esto representa buenas y malas noticias para México. 

Esto es porque por un lado su mediocre desempeño implica menor dinamismo para las exportaciones 

mexicanas; pero por otra parte, significa que el Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos 

(FED) lo pensará dos veces antes de volver a aumentar la tasa de interés de referencia, lo que lequita 

presión al Banxico de elevar las tasas en México.

Es importante mencionar que el pasado miércoles 27 de enero, tras su reunión de dos días, el Comité 

Federal de Mercado Abierto de la Reserva Federal de Estados Unidos (FOMC, por sus siglas en 

inglés) emitió un comunicado en el que señala que si bien hay una recuperación económica, se 

observa que las exportaciones netas y la inversión en inventarios han sido débiles; y por lo tanto 

decidió mantener el rango meta de la tasa de fondos federales entre un 0.25 y un 0.50%. Recalcó que 

el enfoque de política monetaria sigue siendo expansivo y por lo tanto apoya nuevas mejorías en las 

condiciones del mercado laboral y el regreso a una inflación del 2%.

Y el comunicado agrega que “El Comité espera que las condiciones económicas evolucionen de 

forma en que puedan permitir incrementos sólo graduales del rango meta de la tasa de fondos 

federales. La tasa de fondos federales probablemente permanecerá, por algún tiempo, por debajo de 

los niveles que se espera prevalezcan en el largo plazo.”

El hecho de que se registren indicadores mixtos en el desempeño económico estadounidense, así 

como el mensaje de que la tasa de fondos federales permanecerá “por algún tiempo” por debajo de 

los niveles que se esperan para el futuro (una vez que se haya normalizado la política monetaria), es 

lo que permitió al peso mexicano recuperar algo de terreno frente al dólar al haber pasado de 18.565 

pesos por dólar el lunes 25 a 18.217 pesos por billete verde el viernes 29, una baja de 1.9% en el 

precio del dólar.

Dado lo anterior, y en línea con el Programa Monetario 2016 del Banxico,  es altamente probable que 

en la próxima reunión de la Junta de Gobierno del banco central, programada para el 4 de febrero, se 

decida mantener el actual objetivo de la tasa de interés en un nivel de 3.25%. Si bien es posible que 

ocurra una sorpresa con un alza en la tasa de interés, es poco probable dado que el propio 

gobernador del Banxico, Agustín Carstens, ha señalado en múltiples ocasiones que el actual nivel del 

tipo de cambio no se ha traducido en presiones inflacionarias. Además de que él sabe que el nivel 

actual del tipo de cambio le da competitividad a la planta productiva nacional, los recursos por 

remesas se traducen en más pesos para quienes las reciben, y le genera más ingresos al gobierno 

federal por la venta de petróleo por parte de Pemex en los mercados extranjeros.

Otro punto fundamental que hace que el Banxico postergue la decisión de aumentar la tasa de interés 

es el nivel de endeudamiento del sector privado y público en México. De acuerdo con datos del propio 

Banxico, el saldo de la cartera de crédito vigente de la banca comercial al sector privado en diciembre 

de 2015 fue de 3.094 billones de pesos. Por su parte, el Saldo Histórico de los Requerimientos 

Financieros del Sector Público (SHRFSP), indicador que incluye las obligaciones del sector público en 

su versión más amplia, ascendió a 8.633 billones de pesos (equivalente a 45.7 por ciento del PIB). 

Esto significa que la deuda privada con la banca más la deuda pública en México asciende a 11.727 

billones de pesos, por lo que el alza en un punto porcentual en la tasa de interés ocasionaría pagos 

adicionales de intereses de casi 120 mil millones de pesos al año (cifra que representa un 0.6 por 

ciento del PIB).

Estos son recursos que dejarían de destinarse al consumo de bienes y servicios, la inversión 

productiva (pública y privada) y los programas de gobierno; lo que sin duda ocasionaría una 

desaceleración en el ya de por si escaso crecimiento económico que tuvimos de 2.5%. 

A manera de conclusión podemos señalar que el escenario sigue siendo muy complejo para la toma 

de decisiones de política monetaria. Debemos alegrarnos de que el Banxico reconoce en su 

Programa Monetario 2016 que su lucha contra la inflación no está peleada con el crecimiento de la 

producción y del empleo, por lo que podemos esperar que sus decisiones de política monetaria serán 

prudentes pensando en el impacto que éstas tendrán en la consolidación del crecimiento del PIB y la 

disminución del desempleo. Por su parte, es importante que las autoridades del gobierno federal 

consideren que ante el escenario económico estadounidense, con su debilidad industrial, no nos 

queda más que aprovechar la competitividad ganada con el tipo de cambio arriba de los 18 pesos por 

dólar, y seguir tomando medidas que fortalezcan el mercado interno.

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