MÉXICO: México desperdiciando su capital humano.

Uno de los mayores costos económicos para una nación se deriva del desempleo, ya que implica el uso ineficiente de uno de los factores de producción y por lo tanto menores tasas de crecimiento económico respecto a su potencial. En este sentido, para muchos resulta confuso ver como por un lado hay ejércitos de millones de desempleados y paralelamente hay fábricas cerradas en donde las máquinas se deterioran por falta de uso. ¿Por qué no resolver esta situación simplemente poniendo a trabajar a los desocupados en estas fábricas que están cerradas? 

México, a pesar de ser una nación en la que se ha venido deteriorando la calidad del empleo en la última década, desperdicia importantes recursos humanos por dos situaciones: por un lado, cuenta con personas preparadas para trabajar, pero no se crean los puestos de trabajo requeridos para estos perfiles de competencias; y por el otro, hay industrias en las que hay necesidad de mano de obra, pero no hay suficiente población económicamente activa con los conocimientos necesarios para laborar en los puestos que están vacantes.

Para entender un poco más a fondo esta situación, vale la pena revisar las estadísticas oficiales respecto al nivel de instrucción de la población desocupada (población económicamente activa que no se encuentra laborando, pero busca activamente un empleo) y de la población subocupada (aquellas personas ocupadas con la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo de lo que su ocupación actual les permite):  

De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) de INEGI, al cuarto trimestre de 2015, había en México 2.240 millones de personas desocupadas, y de este total 144 mil tenían estudios de primaria incompleta, 300 mil contaban con primaria completa, 842 mil secundaria completa, y 953 mil tenían educación media superior y superior. Como referencia vale la pena señalar que de acuerdo al propio INEGI, el grado promedio de escolaridad en México de las personas de 15 años y más es de 9.1 años, esto es ligeramente arriba de la secundaria terminada. 

De esta manera, vemos que en México el 57.4% de los desocupados cuentan con secundaria completa o un nivel educativo menor, mientras que el 42.5% de los que no cuentan con un trabajo cuentan con estudios de educación media superior y superior. 

Ahora analicemos lo que sucede con la población subocupada. Al cuarto trimestre de 2015 éstos ascendieron a 4.417 millones de personas, y de este total 720 mil contaban con estudios de primaria incompleta, 1.010 millones tenían primaria completa, 1.584 millones secundaria completa y 1.101 millones contaban con estudios de educación media superior y superior.  Esto significa que del total de subocupados el 75.1% cuentan con estudios de secundaria completa o inferiores, mientras que el 24.9% tienen estudios más elevados. 

Así pues, si sumamos población desocupada con población subocupada, tenemos que al cuarto trimestre de 2015 había en México 6.657 millones de personas en una de estas dos condiciones. Al tomar en cuenta que en nuestro país la Población Económicamente Activa (PEA) ascendió a 53.809 millones de personas en dicho trimestre, esto significa que el 12.4% del factor humano disponible para trabajar o no se usa o se emplea por debajo de su capacidad ya sea porque no hay empleos disponibles de acuerdo a sus conocimientos o bien porque no cuentan con los conocimientos necesarios para incursionar en las industrias en las que hay faltante de mano de obra. 

Un aspecto que llama poderosamente la atención es que en México hay 2.054 millones de personas que están desocupadas o subocupadas y que cuentan con estudios de educación media superior o superior. Estas personas representan una enorme pérdida de potencial de crecimiento económico, ya que si hacemos una cuenta simple, los 953 mil desempleados con este nivel educativo podrían generarle al país al menos 200 mil millones de pesos adicionales de ingresos (asumiendo un ingreso promedio mensual de 17 mil pesos), lo que representa 1% del PIB a pesos corrientes. Esto significa que si nuestro país pudiera darle un empleo medianamente bien remunerado a todos aquellos que han terminado la preparatoria y la universidad, podríamos crecer al menos a una tasa un punto porcentual más alta de lo que hemos venido creciendo. ¿Qué hacer para que estas personas consigan un empleo? Pues generar las condiciones para que la producción nacional pueda crecer más rápidamente, y para ello se debe combatir la ilegalidad, debe haber incentivos para la inversión, deben permitirse nuevamente las deducciones fiscales respecto a las prestaciones pagadas, entre otros puntos que hemos mencionado en otros artículos editoriales.   

Ahora, respecto a la población desocupada y subocupada que cuenta con estudios de primaria incompleta o completa, vemos que ésta sumó 2.175 millones de personas al cuarto trimestre de 2015. Esto también es un enorme desperdicio de recursos humanos porque si estas personas fueran capacitadas para desempeñar algún oficio o actividad en alguna fábrica, se resolverían dos problemas: primero, el nivel de ingresos de estas personas aumentaría de manera importante; y segundo, se podría hacer frente a la escasez de mano de obra que enfrentan algunas industrias intensivas en mano de obra como calzado y textil en el estado de Guanajuato. 

Es por esta razón que se vuelve muy importante el que se fortalezcan los proyectos de capacitación para el trabajo por parte de la Secretaría de Educación Pública del gobierno federal, de los gobiernos de los estados, de los municipios, y por parte de organismos privados sin fines de lucro que buscan mejorar las condiciones de vida de los que menos tienen y que cuentan con todas las ganas de superarse a través de la educación. 

No cabe la menor duda de que en México, un mayor nivel educativo genera mayores ingresos en promedio, y muestra de ello es el estudio de Yair Montes Rivera, quien en base a la información de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), encontró que “…el hecho que alguien no termine el último grado del nivel básico o medio superior representa una disminución de 1,274.0 pesos en su ingreso promedio mensual, esta diferencia es aún más marcada si la persona no culmina sus estudios de licenciatura, ya que eso se traduce en una reducción de 5,423.6 pesos…Otro punto a destacar es la diferencia significativa que existe entre el salario de una persona con estudios de posgrado y una que sólo tiene licenciatura, ya que de acuerdo con la ENIGH, esta diferencia es, en promedio, de 10,000 pesos mensuales.”

Ante toda la evidencia presentada en esta entrega en el sentido de la falta de puestos de trabajo para quienes tienen un nivel educativo por arriba de promedio, la falta de preparación en algún oficio para quienes tienen un bajo nivel educativo, y el hecho de que en nuestro país la gente en promedio gana más entre más estudios tiene, deberían hacernos replantear lo que estamos haciendo bien y lo que estamos haciendo mal para generar los suficientes empleos en nuestro país, y para que en las aulas se puedan formar las personas en base a los perfiles de puestos que requieren las industrias y las empresas. 

Director General GAEAP*
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