Una simple mirada al andar de los transeúntes que se desplazan cada mañana por La Rampa capitalina, el santiaguero Parque Céspedes, o los populosos bulevares de la ciudad de Camagüey y de Bayamo, Granma, lleva a contundentes conclusiones.
Cubanas y cubanos calzan, sobre todo, sandalias, tenis, o zapatos como las llamadas ballerinas, mocasines y hasta botas, ya sean estas últimas para actividades agrícolas, industriales y militares, o simplemente para lucirlas, “porque las altas y con tacones –como estas rojas mías– están de moda por el mundo”, afirma la joven habanera Dilenys Sosa, mientras viaja desde Coppelia en un ómnibus P9.
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