NACIONAL: Reunión de la Junta de Gobierno del Banco de México, con motivo de la decisión de política monetaria anunciada el 29 de septiembre de 2016.

A continuación se presenta el Resumen de la Minuta número 46 correspondiente a la Reunión de la Junta de Gobierno del Banco de México, con motivo de la decisión de política monetaria anunciada el 29 de septiembre de 2016. 

1. EVOLUCIÓN ECONÓMICA Y FINANCIERA RECIENTE Y PERSPECTIVAS
La presente Sección fue elaborada por las Direcciones Generales de Investigación Económica y de Operaciones de Banca Central, ambas del Banco de México.

1.1. Actividad económica mundial 
Las proyecciones de crecimiento para la economía mundial continúan sugiriendo una moderación de su ritmo en 2016 y una gradual recuperación en 2017. En particular, las perspectivas económicas de las economías avanzadas siguieron deteriorándose, sobre todo por una revisión en las expectativas de crecimiento para Estados Unidos en 2016 y 2017, en tanto que las de las emergentes han mejorado ligeramente, aunque con diferencias entre países.

Adicionalmente, este escenario de crecimiento mundial enfrenta importantes riesgos a la baja, tales como el fortalecimiento de políticas proteccionistas, una mayor incertidumbre política, posibles implicaciones negativas de los elevados niveles de crédito y de endeudamiento corporativo en China, el bajo crecimiento de la productividad, y las tendencias demográficas desfavorables en las economías avanzadas y en algunas emergentes. En este contexto, se anticipa que las tasas de interés en las economías avanzadas se mantengan bajas por un periodo prolongado.

Estados Unidos
Para Estados Unidos se espera un mayor crecimiento durante el tercer trimestre de 2016, en comparación con el observado desde el cuarto trimestre de 2015. En particular, se espera que el consumo privado mantenga un crecimiento elevado, que la inversión no residencial deje de contraerse, que la variación en inventarios se torne positiva por primera vez en seis trimestres, y que el gasto público reanude su contribución positiva al crecimiento.

En contraste, durante los primeros dos meses del tercer trimestre la producción manufacturera estadounidense continuó mostrando debilidad, incluso en sectores tradicionalmente más dinámicos, como el de automóviles y partes y el de alta tecnología. A lo anterior ha contribuido la apreciación del dólar y la atonía de la demanda externa de ese país, los bajos precios del petróleo, así como la falta de dinamismo en la inversión fija de los negocios.

Por su parte, el mercado laboral en Estados Unidos ha continuado mejorando, si bien a un ritmo más moderado que el observado el año pasado. En efecto, la nómina no agrícola aumentó en 182 mil plazas mensuales en promedio durante los primeros ocho meses del año (cifra que continúa siendo históricamente alta), por debajo del crecimiento mensual promedio de 229 mil plazas registrado en 2015. Además, otros indicadores, como los empleados de tiempo parcial por razones económicas y la tasa de desempleo como porcentaje de la fuerza laboral, han dejado de disminuir en los últimos meses. En este entorno, el crecimiento de los salarios continúa siendo moderado.

Reino Unido
En el Reino Unido, los indicadores económicos han mostrado una menor debilidad a la prevista inmediatamente después de conocerse los resultados del referéndum sobre la permanencia de ese país en la Unión Europea, aunque continúan apuntando a una moderación de la actividad durante el tercer trimestre.
Incluso, algunos índices de confianza que inicialmente registraron una fuerte reacción negativa se han recuperado parcialmente. No obstante, las perspectivas para la inversión de ese país siguen deteriorándose ante la incertidumbre en torno al futuro de las relaciones comerciales con la Unión Europea.

Zona euro
Los indicadores de confianza y de condiciones crediticias en la zona del euro reflejaron una relativa solidez de la economía de la región durante el tercer trimestre del año, a pesar de la incertidumbre generada por la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea.
Sin embargo, persiste como riesgo a la baja un proceso de negociación para la salida del Reino Unido más complicado de lo anticipado que prolongue la incertidumbre e impacte negativamente la confianza en la zona del euro.

Economías emergentes
En las economías emergentes, los indicadores de confianza y de actividad muestran una mejoría. Entre los factores que explican lo anterior, se encuentran la estabilización económica de algunas economías importantes, incluyendo China, y la expectativa de tasas de interés bajas en economías avanzadas por un periodo más prolongado que el anteriormente estimado,
lo cual ha conducido a una recuperación en el apetito por riesgo de activos de países emergentes a nivel global.

En las primeras semanas de septiembre, los precios del petróleo habían venido disminuyendo ante la perspectiva de una recuperación en la oferta de los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y un crecimiento de la demanda menor al anticipado. Sin embargo, el anuncio de la OPEP en su reunión extraordinaria del 28 de septiembre de un acuerdo para recortar su producción por primera vez en ocho años provocó un aumento en los precios del crudo. De esta manera, la producción del cártel se ubicaría en 2017 en un rango de entre 33.0 y 32.5 millones de barriles de petróleo diarios, lo que implicaría un recorte de entre 240 y 740 mil barriles de petróleo diarios respecto de la producción estimada por el grupo en agosto. En relación con las materias primas no energéticas, los precios de los granos continuaron disminuyendo debido a expectativas de una producción históricamente elevada y altos niveles de inventarios, en tanto que los precios de los metales 
industriales se redujeron al recrudecerse las preocupaciones de sobreoferta.

1.2. Política monetaria y mercados financieros internacionales 
La inflación en las principales economías avanzadas continuó por debajo de sus respectivos objetivos, y las expectativas inflacionarias permanecieron en niveles bajos.
En particular, las expectativas de inflación implícitas en instrumentos de mercado siguen sin mostrar una recuperación sostenida. En el contexto de menores perspectivas de crecimiento y baja inflación para las economías avanzadas, se sigue anticipando que la postura de los principales bancos centrales permanezca siendo acomodaticia por un periodo prolongado.

Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED)
En su reunión de septiembre, la Reserva Federal mantuvo sin cambio el rango objetivo de la tasa de fondos federales de 0.25 a 0.5 por ciento, aunque tres participantes del Comité Federal de Operaciones de Mercado se pronunciaron a favor de un incremento en la tasa de interés.
Esa Institución señaló que las condiciones para un eventual aumento en la tasa de referencia se han fortalecido y que el balance de riesgos para las perspectivas económicas se ha equilibrado, pero que por el momento esperará a tener mayor evidencia sobre el progreso hacia sus objetivos. En este sentido, los analistas e indicadores de mercado asignan una elevada probabilidad a que un incremento de la tasa objetivo ocurra en diciembre. No obstante, la trayectoria para la tasa de fondos federales, de acuerdo a la mediana de los pronósticos de los miembros de la Reserva Federal, se revisó a la baja. 
Así, se espera un ajuste al alza en la tasa de fondos federales en este año y un aumento gradual de la misma durante 2017.

Banco Central Europeo (BCE)
Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) mantuvo sin cambios sus tasas de referencia en su reunión de septiembre, si bien mencionó que se están evaluando opciones para garantizar una adecuada implementación de su programa monetario.
A pesar de haber revisado ligeramente a la baja sus proyecciones de crecimiento y de no prever alcanzar su meta de inflación en los próximos tres años, el BCE manifestó confianza en que su postura de política monetaria actual está contribuyendo a relajar las condiciones de crédito y a apuntalar la recuperación en la región.

Banco de Japón
Por su parte, en su reunión de septiembre el Banco de Japón anunció un cambio a la instrumentación de su política monetaria, con el objetivo de controlar la curva de tasas de interés de bonos gubernamentales con el objeto de no afectar la rentabilidad de los bancos y, consecuentemente, el otorgamiento de crédito en la economía.
Esta revisión a su marco de política monetaria comprende dos elementos. Primero, el control de la curva de rendimiento, manteniendo su tasa de corto plazo en -0.1 por ciento y estableciendo un objetivo para la tasa de interés de 10 años cercano al nivel observado actualmente de 0 por ciento. Segundo, el compromiso del banco central de continuar expandiendo la base monetaria hasta que se haya rebasado la meta de inflación de 2 por ciento y se mantenga por arriba de este nivel de manera sostenida. Cabe destacar que el objetivo de expansión anual de la base monetaria continuará en 80 billones de yenes, pero podría fluctuar en el corto plazo, debido a operaciones de mercado orientadas a controlar la curva de rendimiento.

Banco de Inglaterra
En su reunión de septiembre, el Banco de Inglaterra votó de manera unánime por mantener sin cambio la tasa de referencia en 0.25 por ciento y seguir implementando el paquete de medidas adoptado en agosto pasado.
Esto último obedeció a que diversos indicadores de actividad económica han mostrado un mejor desempeño de lo que habían anticipado. Sin embargo, la mayoría de los miembros del Comité de Política Monetaria sigue considerando que pudiera requerirse recortar la tasa de referencia a un nivel cercano a cero en alguna de las siguientes reuniones programadas para este año.

En este entorno, parecería que se ha acentuado la percepción de que la expansión monetaria en algunos países está cerca de alcanzar sus límites y que la instrumentación de medidas adicionales podría ser poco efectiva para estimular el crecimiento económico y generar una mayor inflación. Además, los cuestionamientos sobre las implicaciones negativas que podría ocasionar la conducción de una política monetaria muy relajada en materia de estabilidad financiera han venido acrecentándose.

En este contexto, los activos financieros de países desarrollados mostraron pocas variaciones desde la última decisión de política monetaria del Banco de México. En efecto, la estabilidad de los mercados observada en agosto propició que los inversionistas construyeran posiciones en activos de mayor riesgo de mercado para incrementar el rendimiento de sus carteras. No obstante, en las últimas semanas se observaron episodios de mayor volatilidad asociados a la incertidumbre sobre el rumbo de política monetaria de los principales bancos centrales. En este contexto, el cambio en la instrumentación de la política monetaria por parte del Banco Central de Japón explica, en parte, el alza temporal de las tasas de interés y el empinamiento de las curvas de rendimiento en países desarrollados.

En lo que se refiere a las economías emergentes, las presiones inflacionarias han disminuido en algunos países de América Latina, tales como Chile, Colombia, Perú y Uruguay, entre otras razones, por la disipación de los efectos de la depreciación pasada de sus monedas, si bien en la mayoría de los casos, la inflación se mantiene por encima de la meta de los bancos centrales. Por su parte, en Asia se observó una disminución casi generalizada del crecimiento de los precios, situándose en diversos casos muy por debajo de las metas de inflación. Esto último ha permitido que las posturas monetarias de la mayoría de estos bancos centrales permanezcan sin cambio.

Los mercados financieros de este grupo de países presentaron un comportamiento positivo durante agosto, en un entorno de mayor búsqueda por rendimiento por parte de inversionistas institucionales que se tradujo en importantes influjos de capital hacia dichas economías. No obstante lo anterior, en las últimas semanas el comportamiento favorable de estos activos se ha venido moderando y, en algunos casos, se han revertido en su totalidad. Este cambio en el desempeño de los activos financieros de países emergentes estuvo asociado a la incertidumbre  sobre el estímulo monetario que instrumentarían los principales bancos centrales y a la volatilidad que presentaron los precios del petróleo. En este contexto, las cotizaciones de las divisas de dichos países, los índices accionarios y las tasas de interés de valores gubernamentales presentaron un comportamiento diferenciado por tipo de activo y nación.

Finalmente, cabe señalar que persisten varios factores de riesgo para el comportamiento de los mercados financieros en los próximos meses. Entre ellos, como ya se dijo, la percepción de que se está alcanzando un límite en términos de estímulo monetario en algunos países, y la posibilidad de que la Reserva Federal continúe el proceso de normalización de su política monetaria antes de que finalice el año. A lo anterior se unen las elevadas valuaciones en algunos activos ante la persistente búsqueda de un mayor rendimiento, y un panorama desfavorable para los precios del petróleo en un contexto de exceso de oferta y elevados inventarios a nivel global. Finalmente, la existencia de diversos riesgos geopolíticos también podría comprometer la estabilidad financiera en el futuro próximo. En este último ámbito, el riesgo más inmediato es la incertidumbre alrededor del resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos y sus posibles consecuencias.

2. EVOLUCIÓN DE LA ECONOMÍA MEXICANA 

2.1.  Actividad económica en México
Durante el segundo trimestre de 2016, la economía mexicana registró una contracción, como consecuencia de que el sector terciario frenó su crecimiento, al tiempo que el sector industrial permaneció estancado.
No obstante, a finales de dicho trimestre y principios del tercero, el IGAE presentó cierta mejoría. Este comportamiento reflejó, en buena medida, el hecho de que las actividades terciarias retomaron una trayectoria positiva y las manufacturas presentaron una incipiente mejoría, si bien las actividades secundarias en su conjunto continuaron mostrando un débil desempeño. 

En particular, al interior de la actividad industrial, en el periodo mayo – julio las manufacturas exhibieron cierta recuperación. Por el contrario, el sector de la construcción presentó un estancamiento, a la vez que la minería mantuvo una tendencia decreciente como consecuencia de la trayectoria descendente de la plataforma de producción de crudo y de que la perforación de pozos siguió contrayéndose. Por su parte, los servicios acumularon tres meses consecutivos de expansión, después de la fuerte reducción observada en abril. En específico, destaca la recuperación en las actividades de comercio y de transporte e información en medios masivos, lo cual podría asociarse, en parte, a la incipiente mejoría de la producción manufacturera.

Por el lado de los componentes de la demanda agregada, la contracción del PIB registrada en el segundo trimestre de 2016 podría atribuirse a que el consumo privado detuvo su expansión, al tiempo que persistió la debilidad en la inversión fija bruta y en la demanda externa. La desaceleración del consumo privado reflejó, principalmente, la tendencia decreciente de su componente importado, toda vez que el nacional continúo creciendo. Asimismo, la inversión fija en construcción permaneció relativamente estancada, en tanto que hacia finales del trimestre se observó cierta recuperación en la inversión en maquinaria y equipo. En lo relacionado a la demanda externa, a principios del tercer trimestre persistió la atonía en las exportaciones manufactureras de México. En efecto, las 
exportaciones automotrices dirigidas a Estados Unidos mantuvieron una tendencia negativa, si bien las no automotrices a ese país parecerían haber dejado de caer. Por su parte, las destinadas al resto del mundo mostraron un incipiente cambio de tendencia favorable.

2.2. Evolución y perspectivas de la inflación
La inflación general anual pasó de 2.65 por ciento en julio de 2016 a 2.88 por ciento en la primera quincena de septiembre. Con ello, este indicador ha acumulado más de dieciséis meses consecutivos por debajo de la meta de 3 por ciento.
En adición a la conducción de la política monetaria y a la ausencia de presiones sobre los precios provenientes de la demanda agregada, la evolución reciente de la inflación se explica por la tendencia gradual al alza de la inflación subyacente hacia niveles cercanos al 3 por ciento, así como por las moderadas tasas de crecimiento anual que han presentado los precios del índice no subyacente.

La inflación subyacente anual se ubicó en 2.97 por ciento en julio de 2016 y en 3.05 por ciento en la primera quincena de septiembre. Esta evolución ha estado influida por el efecto de la depreciación del tipo de cambio sobre las tasas de variación anual del subíndice de precios de las mercancías, siendo este efecto más marcado en las mercancías alimenticias. Lo anterior contrasta con la estabilización en niveles inferiores a 2.5 por ciento que han exhibido las variaciones anuales de los precios del subíndice de los servicios. En este resultado han incidido las reducciones de precio en los servicios de telecomunicaciones.

Entre julio y la primera quincena de septiembre se observó un repunte en la inflación no subyacente anual, la cual pasó de 1.65 por ciento a 2.36 por ciento. Lo anterior se debió, principalmente, a los incrementos en los precios de las gasolinas y de los productos agropecuarios, los cuales fueron parcialmente contrarrestados por las disminuciones que presentaron los precios del gas L.P.

La mediana de las expectativas de inflación provenientes de la encuesta que levanta el Banco de México entre especialistas del sector privado para el cierre de 2016 disminuyó de 3.2 a 3.1 por ciento entre la encuesta de julio y la de agosto de 2016. Por su parte, las correspondientes al cierre de 2017 se mantuvieron estables en alrededor de 3.4 por ciento entre las referidas encuestas, en tanto que aquellas para horizontes de más largo plazo permanecen en 3.3 desde el principio del año. De igual forma, las expectativas de inflación implícitas en las cotizaciones de instrumentos de mercado para horizontes de largo plazo (extraídas de instrumentos gubernamentales con vencimiento a 10 años) continúan cerca de 3 por ciento.

En cuanto a los pronósticos para la inflación general anual, se espera que esta se incremente gradualmente, para ubicarse ligeramente por arriba de 3 por ciento al cierre de 2016 y presentar un promedio por debajo de esa cifra para el año en su conjunto. Por su parte, se prevé que la inflación subyacente anual aumente de manera paulatina a lo largo de este año. Para 2017, se prevé que tanto la inflación general, como la subyacente, se ubiquen alrededor del objetivo permanente de inflación.

Los principales riesgos a los que están sujetas las previsiones anteriores son los siguientes. Al alza, que derivado de la incertidumbre asociada al resultado del proceso electoral de Estados Unidos y sus implicaciones, de la posibilidad de precios del petróleo más débiles, o del reinicio de la normalización de la postura monetaria de la Reserva Federal, la moneda nacional experimente depreciaciones adicionales y que ello afecte las expectativas de inflación y el comportamiento de esta última. Adicionalmente, se podrían presentar aumentos de precios de bienes agropecuarios, si bien su impacto sobre la inflación tendería a ser transitorio. Entre los riesgos a la baja se contemplan reducciones adicionales en los precios de algunos insumos de uso generalizado derivados de las 
reformas estructurales, como podría ser el caso de los servicios de telecomunicación. En este mismo sentido, que la actividad económica nacional continúe presentando hacia adelante un dinamismo menor al esperado, lo que reduciría la posibilidad de que se presenten presiones inflacionarias por el lado de la demanda agregada.

3. DECISIÓN DE POLÍTICA MONETARIA
Considerando lo anterior, la Junta de Gobierno decidió por unanimidad incrementar el objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día en 50 puntos base, a un nivel de 4.75 por ciento.
Con esta acción, se busca contrarrestar las presiones inflacionarias y mantener ancladas las expectativas de inflación. Este aumento al objetivo para la Tasa de Interés Interbancaria a un día no pretende iniciar un ciclo alcista de éste.

No obstante, hacia adelante la Junta de Gobierno seguirá muy de cerca la evolución de todos los determinantes de la inflación y sus expectativas de mediano y largo plazo, en especial del tipo de cambio por su posible traspaso a los precios, sin que ello signifique que se tenga un objetivo para este. También se mantendrá vigilante de la posición monetaria relativa entre México y Estados Unidos, sin descuidar la evolución de la brecha del producto. Esto, con el fin de estar en posibilidad de continuar tomando las medidas necesarias para consolidar la convergencia eficiente de la inflación al objetivo de 3.0 por ciento, con toda flexibilidad y en el momento y magnitud en que las condiciones lo requieran.

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