Las empresas estadounidenses, desde los fabricantes de electrodomésticos a los proveedores de autopartes, se han unido para pedir cautela al presidente electo Donald Trump, que estudia poner fin a los acuerdos comerciales del país.
Su mensaje es que la mayoría de empleos manufactureros perdidos no va a volver, pero los altos costos para los consumidores sí podrían hacerlo.
Un ejemplo es la industria de las zapatillas, que fue una de las primeras en trasladarse a Asia por el costo mucho menor de producción en China y Vietnam.
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