En una jugada que recordaba más a las épocas de Guillermo Moreno que a la vocación “aperturista” propia del macrismo, el Gobierno se había comprometido con los empresarios del sector del calzado a “topear” importaciones y así garantizarle a la industria nacional una mayor cuota de mercado.
El pacto al que llegaron ambas partes a fines de octubre era trascendental para esta rama de actividad, porque se daba en un contexto en el que las ventas internas de esta categoría venían desplomándose un 15%, lo que derivó en el cierre de plantas.
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