COLUMNA: El TLCAN: propuestas y especulaciĆ³n

La probabilidad de que la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) no concluya satisfactoriamente, y que por lo tanto Estados Unidos se retire del acuerdo, se ha elevado a un 50% de acuerdo con estimaciones hechas por separado por parte del ex secretario de Comercio y Fomento Industrial, Herminio Blanco, y del ex Representante Comercial de Estados Unidos, Robert Zoellick. 

Esto derivado de la enorme cantidad de propuestas inaceptables y carentes de lógica económica que nuestro vecino del norte ha puesto en las mesas de negociación. Durante la cuarta ronda de negociaciones, la cual se lleva a cabo en Washington al momento de escribir estas líneas, Estados Unidos ha formalizado más propuestas que de ninguna manera pueden ser aceptadas por México porque nos colocan en calidad de “socio comercial de tercera” y nos hacen pensar que nos iría mejor sin el tratado modificado.

A continuación se presenta un resumen de las propuestas más importantes hechas por Estados Unidos que son consideradas como inaceptables por parte de México:   

1. Cláusula de extinción o “sunset”, la cual implica que el tratado expirará en automático cada cinco años a menos de que las partes acuerden extenderlo. Esto ha merecido duras críticas dado que se considera que cinco años no son nada para los horizontes de planeación de las grandes empresas, y que una cláusula de este tipo atenta contra la certidumbre económica que se requiere para que la inversión productiva fluya entre los países. 

2. En cuanto al sector automotriz, ya se formalizó la propuesta de aumentar el requerimiento de contenido norteamericano para camiones, automóviles y motores grandes desde el actual 62.5% a 85%. Además, Estados Unidos pide que 50% del contenido de los estos vehículos y motores debe ser fabricado en Estados Unidos. De materializarse esta propuesta implicaría el rompimiento de las cadenas productivas en la región dado que, como lo mencioné en la entrega de la semana pasada, ahora en día sólo el 24% del valor de un automóvil promedio es de Estados Unidos y Canadá.  

3. Procesos antidumping exprés contra importaciones de hortalizas estableciendo restricciones a productos mexicanos como el tomate y las “berries” en función de los ciclos agrícolas de Estados Unidos. Esto, además de ser violatorio de las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) es inequitativo porque es una medida que Estados Unidos no acepta que le imponga México en los productos que ellos exportan como maíz, trigo, sorgo, cebada, y demás granos. 

4. En materia de compras de gobierno también hay inconformidad dado que Estados Unidos propone un esquema de “dólar por dólar”. Esto es, que las compras de las empresas mexicanas y canadienses de contratos del gobierno estadounidense, estén topadas al monto de contratos que las empresas estadounidenses obtienen de los gobiernos de México y Canadá. 

5. En materia textil se ha propuesto que desaparezcan los cupos con trato arancelario preferencial a las exportaciones mexicanas de ciertos tipos de tela fabricados con insumos que no se producen en la región. Esto con el fin de desarrollar la proveeduría en la región de Norteamérica. De acuerdo con diversas asociaciones textiles de Estados Unidos, este es un mercado de unos 750 millones de dólares al año. 

Queda claro con estas propuestas que la posición de Estados Unidos es claramente proteccionista y tiene un sesgo que de acuerdo con un funcionario estadounidense que declaró a Reuters en condiciones de anonimato que “tratan de erradicar, minimizar y eliminar los mecanismos que existieron en el TLCAN durante los últimos 20 años.”

No obstante lo anterior, para los más optimistas del lado mexicano, el que Estados Unidos haya hecho estas propuestas y el que las siga haciendo, no debería ser motivo de preocupación ya que están en todo su derecho de presentarlas para que sea el punto de partida de una negociación constructiva. Para ellos, lo que ahora estamos viviendo es algo ya esperado desde que se anunció la renegociación del TLCAN; además creen que lo natural será que una vez que se presenten las contrapropuestas por parte de México y Canadá, se podrá llegar a un punto intermedio satisfactorio para las partes.

Estos mismos optimistas están contentos porque las negociaciones podrían ser aún más complicadas si se hubiera agregado a la discusión el tema de los bajos salarios en México, pero ese asunto aun no se presenta y todo parece indicar que no se presentará. En materia laboral, si bien hay molestia por parte de sindicatos estadounidenses y canadienses, el texto propuesto por Estados Unidos es muy similar al que ya habíamos aceptado cuando estaban las negociaciones del Tratado Transpacífico (TPP), en el que esencialmente las partes se comprometen a no violar reiterada y consistentemente la legislación laboral.    

Sin embargo, para los más pesimistas (o realistas) el hecho de que Estados Unidos presente “ocurrencias más que propuestas”, es una indicación de que buscan fastidiar la negociación. Saben que México y Canadá no aceptarán mucho de lo que proponen porque inclusive carece de lógica económica, y porque implica recibir un trato peor al que tendríamos sin acuerdo. Entonces la negativa de México será el pretexto ideal para levantarse de la mesa de negociación y dar por terminado el acuerdo. En este contexto a las propuestas inaceptables les denominan “pastillas envenenadas”.

Ante este escenario hay quien aprovecha la incertidumbre en el mercado cambiario y especula en contra del peso. El pasado viernes 13 de octubre el tipo de cambio interbancario llegó a un máximo de 18.9860 pesos por dólar, su nivel máximo en cinco meses, aunque todavía distante del máximo histórico de 21.9565 registrado a principios de año.

Y pues claro que declaraciones irresponsables como las de la firma británica Capital Economics empeoran las cosas al señalar que un rompimiento del TLCAN llevaría a la economía mexicana a crecer hasta un punto porcentual menos de lo proyectado para el 2018 (CGPE 2018 establecen meta de entre 2 y 3%), y que el tipo de cambio se ubicaría entre los 23 y 25 pesos por dólar. De este tipo de firmas no podemos esperar menos y queda claro que se frotan sus manos cuando ocurren este tipo de episodios especulativos dado que si tumban al peso, cualquier inversión que quieran hacer en México les saldrá más barata.

Para los que le apuestan al fracaso del TLCAN, pues lo más probable es que tengan que esperar ya que eso no ocurrirá en la cuarta ronda de negociaciones. La quinta ronda, a ser llevada a cabo en la Ciudad de México, sigue en píe para los últimos días de octubre y/o primeros días de noviembre; y es posible que si los negociadores mexicanos mantienen la calma y paciencia, se vea un escenario más suave en la negociación y con construcción de propuestas viables y satisfactorias para las tres partes.

De cualquier manera, se debe insistir en que si se termina el TLCAN no será de ninguna forma motivo de una crisis económica prolongada en nuestro país. Bajo este escenario la tasa arancelaria de las importaciones totales de Estados Unidos provenientes de México aumentaría del 0.12% actual al 3.25% y 3 capítulos –automotriz, autopartes y electrónica- pagarían el 76.49% del aumento arancelario del arancel Nación Más Favorecida (NMF). Por su parte, en caso de que se cancelara el TLCAN las importaciones de México provenientes de Estados Unidos verían incrementar su tasa arancelaria a pagar del 0.10% actual al 4.69% (Dussel 2016).

Finalmente, es muy positivo que el gobierno mexicano empiece a mapear los sectores que serán más afectados ante una eventual cancelación del TLCAN para que estos reciban apoyos destinados a buscar nuevos mercados y mejorar su productividad, de manera que pueden absorber el mayor porcentaje posible del alza arancelaría que sufrirían. 

Director General GAEAP*
alejandro@gaeap.com
En Twitter: @alejandrogomezt

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